Huancayo: ​¿Qué comeremos en Navidad?
Huancayo: ​¿Qué comeremos en Navidad?

Ya viene Navidad. ¿Qué comeremos? Navidad es una fecha en la que recordamos el nacimiento de Jesús, en nuestros corazones, en la casa. Una fecha que nos trae miles de recuerdos, costumbres y tradiciones, ya sea antes, en la Nochebuena o el mismo día.

Cada ciudad, cada pueblo tiene lo suyo, es diferente entre unos y otros, entre la ciudad y el campo. Sin embargo, es característico la unión, la fraternidad, el compartir, especialmente entre los más pobres que son un ejemplo de solidaridad.

DISTANCIAS. Indudablemente, hay distancias de una mesa a otra, de los que tienen y los que no tienen. Para los primeros es tradicional el pavo, las apetitosas entradas y los ricos manjares de postre, remojados con los mejores licores, un champagne, un vino o un whisky.

En el otro lado de la vereda, están las mesas de la clase media y de los proletarios, en las que ahora, aun cuando ha subido de precio, el “pollo – pavo” será el plato de fondo, después de un espumante aperitivo, para coronar después con un chocolate y una tajada de panetón.

Como en toda sociedad desigual, habrá los que no comen ni toman, no porque estén enfermos, sino porque no tienen el menú de una fecha tan importante, al igual que Jesús que no tuvo donde nacer y menos pensar en comer.

MONDONGO. A pesar de todo, hay gustos que no se pueden ignorar. Cuando la mañana empieza con el rico mondongo, un plato mañanero, a base de maíz pelado, variedad de carnes, complementado con perejil y rocoto que le pone pilas a los comensales.

Y cómo no, el chupe verde para matar la mala noche, que es una sopa de papas, huevo, queso, y una mezcla de yerba buena, perejil, ruda, muña y otras yerbas que son un secreto para empezar una agitadora festividad.

En otras casas se acostumbra el caldo de gallina, los buñuelos, el aromático café, también con un pan de cebada o de trigo, en sus más ricas variedades, con anís y dulces, que hacen de la delicia de propios y extraños, especialmente de los que gustan de una dieta austera.

El almuerzo es más atractivo con los platos típicos de la región que puede ser un lechón al horno de los pueblos más conocidos en este arte culinario, como Chupaca, Orcotuna o Sicaya. Se suma ahora al menú el “chancho al palo” o a la “caja china”.

También, son preferidos en estas fiestas el chicharrón dorado o colorado con papas de la temporada y los choclos todavía verdes, con una variedad de ajíes, con huacatay o cebolla de huerto. Y para apagar el fuego de la sed, la rica chicha de jora, de maní o morada.

Igualmente, los cuyes fritos, chactados, colorado o al horno, con papas, arroz amarillo, una pizca de perejil, ají, rociado con una rica bebida de la región, a base de frutas o de yerbas del campo.

No se quedan atrás las truchas en sus múltiples formas, pues, éstas abundan en ríos, lagunas y criaderos. Nadie podría negarse en estas fechas un cebiche mixto de alcachofas y de truchas para refrescar día, de repente, previo aperitivo.

En estas y otras fiestas tiene su lugar la pachamanca, principalmente para los visitantes nacionales y extranjeros, ya en el campo o los locales cerca de la ciudad, bajo tierra o sobre piedras y ladrillos.

La pachamanca tiene su tiempo en la cosecha, pero se come todo el año porque es un plato bandera de Huancayo. Ahora, con un día para celebrarlo en febrero, de tres o cinco sabores con carnes de carnero, chancho, res, pollo, cuye o conejo, con sus papas huayro, habas, humitas, camote, de repente algunas frutas como el durazno, y el infaltable “japchi”.

Bueno, no hay que olvidarse de la papa a la huancaína que es la puerta de entrada a nuestra rica gastronomía en toda festividad, como en esta Navidad.

Tratándose de una fiesta grande, un poco que se deja de lado los platos pueblerinos como el yuyo, las arvejitas coloradas, el puchero, las ricas mazamorras de caya y otros, que estarán presentes en las mesas más humildes.

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