Aunque hay movimientos que rechazan esta tradición, lo cierto es el Yawar Fiesta es una costumbre única y controversial que comenzó en sierra del sur del Perú en la época de la colonia española.
Pobladores de comunidades capturan uno o más cóndores y los traen como invitados de honor a la fiesta de la Independencia del Perú cada 28 de julio. Los montan y amarran al lomo del toro y los sueltan en la plaza de toros. A decir de los comuneros, el toro representa a los españoles y el cóndor a la raza Inca.
Los realizadores de lo que pretende ser un documental sobre el Yawar Fiesta, creen que esta tradición no es ni conocida ni comprendida por un gran número de personas. "Hay mucho más que simplemente un cóndor montado en un toro. Y para sorpresa de muchos ni el cóndor ni el toro mueren. Nuestro objetivo es explorar las raíces de la tradición, su importancia y su significado", asegura.
Los pobladores dicen que los "apus" -montañas sagradas- mandan a sus aves más sagradas para la fiesta del hombre. Si algo malo le llegara a pasar al cóndor será una señal de mal agüero.
Es más, desde hace algunos años ciertos grupos vienen promoviendo la prohibición del Yawar Fiesta para proteger al cóndor andino, una especie considerada amenazada.
Los realizadores refieren que no pretenden hacer un documental que glorifique o que condene la tradición. El documental preguntará cómo podemos respetar y honrar la tradición y también al cóndor. "Muchos piensan que uno no puede existir sin el otro. Nosotros nos preguntamos si es que hay una manera de que la tradición pueda coexistir en armonía con la protección y preservación del cóndor", señalan.
En 1995 la fotógrafa Cecilia Larrabure fue a Coyllurqui por primera vez y desde entonces ha regresado nueve veces para documentar la fiesta y ha desarrollado una relación muy fuerte con los habitantes del lugar.
Según Kickstarter, en 2013 Cecilia viajó con sus colegas Elie Gardner y Oscar Durand. Al escuchar la frase "corrida de toros" Elie esperaba sangre y admite haber estado un poco preocupada de lo que vería y sentiría. En lugar de eso ella vio algo espiritual, algo mágico-religioso en la tradición.
Así que nació la idea de hacer una película de aproximadamente 30-60 minutos. Así en su afán de cristalizar el documental solicita donaciones a empresas, entidades o personas destinadas a cubrir pasajes en avión Lima – Cusco, alquiler de carro, hospedaje, comida, traducciones Quechua – Español, derechos musicales e inscripciones en festivales.