:quality(75)/arc-anglerfish-arc2-prod-elcomercio.s3.amazonaws.com/public/6GEBP6DBCRAJPAAIQG5DCVPGMI.jpg)
Hace 52 años, el viejo Estadio Nacional fue testigo de la mayor tragedia deportiva no solo de nuestro país sino de todo el mundo, una tragedia que dejó cerca de 320 personas que fueron a ver un partido de fútbol.
El 24 de mayo de 1964 se disputaba el encuentro entre Perú y Argentina clasificatorio para los Juegos Olímpicos de Tokio que se disputaría ese mismo año y que concitó la presencia de más de más de 47 mil personas en el coloso de José Díaz.
En el preolímpico, Argentina lideraba la clasificación, mientras que Brasil y Perú peleaban partido a partido por lograr su boleto para los Juegos Olímpicos, y tras una caída de los cariocas, los nacionales necesitaban un triunfo ante la albiceleste para prácticamente asegurar su pase.
.jpg)
El encuentro se desarrollaba con normalidad, a pesar que Perú caía 1–0. A falta de seis minutos para el final llegó el empate peruano por intermedio de Víctor 'Kilo' Lobatón, sin embargo el árbitro uruguayo Ángel Eduardo Pazos anuló el tanto por una supuesta jugada peligrosa contra el arquero Cejas.
La anulación, causó la molestia de los casi 50 mil hinchas en el estadio y los miles más que se quedaron sin poder ingresar, y cuya presencia habría sido la causa para que las puertas de acceso al recinto fueran cerradas. Uno de los hinchas Víctor Vásquez Campos, conocido como el 'negro bomba' ingresó al campo para recriminar al árbitro, sin embargo fue violentamente controlado por la Policía y hasta mordido por los perros.
Su detención provocó que los ánimos se caldearan en la tribuna y la situación empeoró cuando otro hincha más, identificado como Germán Cuenca también fue violentamente reprimido por la Policía al intentar ingresar al campo.
.jpg)
En ese momento las protestas en la tribuna se hicieron imposible de controlar por lo que el partido tuvo que ser suspendido. En una decisión que empeoró el hecho y le dio paso a la tragedia, los agentes policiales arrojaron gas lacrimógeno a los hinchas.
En su intento de escapar del humo, los asistentes corrieron hacia las vías de acceso, sin embargo las encontraron cerradas. Las primeras personas que llegaron fueron aplastadas por los miles que estaban detrás, provocando la tragedia que dejó 318 personas muertas, el 90% de ellas por asfixia.
Los que lograron salir del Estadio Nacional comenzaron a saquear la ciudad y hasta llegaron a asesinar a dos Policías que se encontraban en los alrededores, acusándolos de ser los culpables de la tragedia.