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El distrito de Sicaya, la tierra de los “Chaquipuros”, vive la más grande fiesta de  en la región central del país y se apresta a celebrar a su patrón Santo Domingo, San Juan de Dios y San Francisco.

Los dueños de la fiesta han alistado la casa, preparado los fogones, han traído leña, matado los animales para el convite: reses, gallinas y cuyes; pelado los maíces para el mondongo; fermentado la chicha; y lo que es importante, provisionado el néctar, la cerveza, de cincuenta a cientos de cajas. Uno de ellos hablaba de 800 cajitas. ¿Tanto? Nos preguntamos. De repente me falta, respondió a nuestra curiosidad. Se sacan las cuentas, producto del ahorro y de las cosechas. El dinero se ha hecho para gastarlo.

ALEGRÍA. Los músicos también afinaron instrumentos, celebrado contratos, recibido adelantos y se comprometieron a ser las figuras en la medida de 15 por 5, es decir, quince minutos de música por cinco de descanso. Lo de la 4-40 no va. Las responsabilidades empiezan con la salida del sol hasta las últimas consecuencias.

Las damas alistaron los mejores y más caros vestidos, blusas, fustanes de a mil pa’ arriba, sombrero de pura lana, zapatos nuevos para gastarlos en una semana de “shacatan”; los hombres también, camisas blancas y sombreros, ponchos y fajas, zapatos de tienda y de Jauja para estrenarlos y después mandarlos al tacho.

Hombres y mujeres decididos a todo, nada justifica que ya no puedan ni jalen, no importan los “santiaguitos”; todos saben a qué van: a bailar y guapear por calles y plazas, proclamando la alegría, porque para eso se trabaja todo el año, se llega de dónde sea, muchos de ellos y ellas del extranjero. Por algo, el valle es el más alegre del Perú.

Según el programa, la fiesta ya empezó en la octava de Santiago y continuará con las festividades patronales, con sus misas, procesiones, comilonas, brindis y los consabidos pasacalles, también las tardes con toros de lidia y de muerte, en la segunda plaza más grande del país, después de Acho. Es la fiesta de Sicaya, donde se lucen las lindas sicaínas y los más progresistas sicaínos que vienen a su tierra por su fe, a vivir la vida, porque ni la muerte les quitará lo comido, bebido y bailado. Asimismo para que la fiesta sea inolvidable, se debe cumplir aquel dicho que dice: “Chupa como chupaquino y sécala como sicaíno”.

SESENTA. Agrupaciones entre bandas y orquestas animan el Santiago. Hoy es la visita al cementerio para hacer ‘bailar’ a los muertos.

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