Solo el 59% de viviendas de Huancayo tienen construcciones regulares

Según afirmó Manuel García Naranjo, docente de la carrera de Ingeniería Civil de la Universidad Continental, Huancayo no está  preparado para un terremoto de gran magnitud.

A decir del especialista, casi el 59% de las construcciones en Huancayo ubicadas en el área urbana intermedia se encuentran en estado “regular”, en el área periférica, las cifras en esta categoría se elevan a 67%. El porcentaje de construcciones catalogadas como “malas” llega a casi un 16% estimándose que estas edificaciones se encuentran en el ámbito de la informalidad y autoconstrucción. "A pesar de que el Valle del Mantaro sea considerado en riesgo medio, no está aprovechando la oportunidad de incluir innovaciones en la ingeniería civil para mejorar su desarrollo urbano", asegura García Naranjo.

Ante la abundancia de trabajadores de oficio que no contribuyen con construcciones seguras, el docente indicó que estos que pertenecen a un sector informal de Construcción Civil tienen la oportunidad de mejorar y apropiarse de una formación que profesionalice sus saberes a través de las opciones educativas como las de 'Gente que Trabaja' de la Universidad Continental, que permite obtener el título universitario a través de una modalidad semipresencial.

El docente advierte que a nivel nacional, existe más de un 60% de informalidad en el sector de Construcción Civil y solo en el sector de ladrilleras la cifra supera un 70%”, de acuerdo a los reportes de la Cámara Peruana de Construcción (CAPECO).

ALTO RIESGO. Arequipa es una zona de alto riesgo debido a las características defectuosas de los suelos, los mismos que exigen investigaciones exhaustivas donde se tiene previsto construir, señala García Naranjo.

El 90 % de zonas habitadas en el noreste de Cusco están en calidad de alta sismicidad, según el trabajo de catalogación realizado por la dirección de catastro de la comuna local. La zona en ese marco es eminentemente peligrosa.

Por ello el especialista puntualizó la necesidad de aprender de las experiencias de países como Japón y Chile, expuestos constantemente a sismos severos, sin que hayan traídos consecuencias fatales mayores. Además se necesita una ciudadanía prevenida para protegerse en los desastres naturales.