Teresa Aída Izquierdo González nació un 10 de marzo de 1934 en el distrito de Lince. Su madre fue quien le inculcó los secretos de la cocina desde muy pequeña. A los 8 años empieza con sencillas preparaciones en donde destacan sus primeros dulces y guisados. Así, empezó trabajando, poco a poco descubría que su verdadera pasión estaba en los fuegos de la comida criolla.
A los 10 años, preparó su primer platillo peruano; a los 14, le llegó el turno a carapulca. Y así, poco a poco, fue dominando el arte de la cocina criolla tradicional. Asimismo, cocinaba a pedido de algunas familias y en ocasiones especiales, como la Feria del Señor de los Milagros, peleas de gallos y concursos de caballos de paso. De esta manera, su fama de cocinera fue en aumento. En 1978, Teresa abrió su restaurante “El Rincón que no conoces”. Inició con seis mesas y ella cocinaba, servía y cobraba; poco después su sazón se hizo más conocida y llegaron los buenos tiempos.
Ella prefería el título de guisandera; y es que ese nombre reflejaba su vocación y la de su madre, y le recordaba la modestia con que se hacen las grandes cosas. Cada día incrementaba su fama haciendo simplemente lo que hacía todos los días: cocinar con amor. Llegó a escribir libros y salir en televisión mostrando sus conocidas recetas. Sus años de carrera fueron recompensados por varios reconocimientos y premios entregados por el estado peruano.
Lamentablemente, el 27 de julio de 2011 fallece y deja en la mente de los cocineros peruanos un increíble legado de saberes y sabores. Teresa Izquierdo, fue un extraordinario ser humano que, a lo largo de muchos años, llevó la bandera de la gastronomía peruana por mérito propio. Y eso, gracias al enorme valor personal y profesional que demostró siempre.
La cocina de Teresa Izquierdo era y es un fiel reflejo de la historia misma de la cocina peruana: la cocina de lo auténtico que se nutre a partes iguales de la tradición culinaria de los pueblos indígenas sudamericanos, y de la propia gastronomía española. Una verdadera receta, fusión sin la cual no se entendería el enorme valor que actualmente ostenta Perú en el panorama mundial de la gastronomía. Gracias doña Teresa!!