1de 12
Si algún día  lo ven bailando, siempre será con una sonrisa. Muchos danzantes de tijeras se muestran serios e inmutables, pero ese no es el estilo del pequeño bailarín. Se nota de inmediato lo mucho que disfruta cada acrobacia por mas difícil que les pueda parecer. “Este niño nunca se cansa“ se le escucha decir a un vecino.
Foto / César Grados / @photo.gec
Bailar para ser feliz .

Si algún día lo ven bailando, siempre será con una sonrisa. Muchos danzantes de tijeras se muestran serios e inmutables, pero ese no es el estilo del pequeño bailarín. Se nota de inmediato lo mucho que disfruta cada acrobacia por mas difícil que les pueda parecer. “Este niño nunca se cansa“ se le escucha decir a un vecino. Foto / César Grados / @photo.gec

2de 12
La danza y los juguetes están a tiempo completo en los días de “Tilín”. Aun conserva sus queridos carritos y a la vez  se da tiempo para practicar el baile y no perder forma. Todo bajo la supervisión de su abuela.
 Foto / César Grados / @photo.gec
El nuevo juguete.

La danza y los juguetes están a tiempo completo en los días de “Tilín”. Aun conserva sus queridos carritos y a la vez se da tiempo para practicar el baile y no perder forma. Todo bajo la supervisión de su abuela. Foto / César Grados / @photo.gec

3de 12
Los colores vivos de este traje llamaron su atención al verlo por televisión. De inmediato indagó su procedencia y no dudó en pedir uno. Sus abuelos le consiguieron y así empezó todo. Inició practicando cada vez más los pasos del danzante de tijeras con su nuevo regalo, lleno de lentejuelas, hilos dorados , plumajes y flequillos.

Foto / César Grados / @photo.gec
El uniforme de su niñez.

Los colores vivos de este traje llamaron su atención al verlo por televisión. De inmediato indagó su procedencia y no dudó en pedir uno. Sus abuelos le consiguieron y así empezó todo. Inició practicando cada vez más los pasos del danzante de tijeras con su nuevo regalo, lleno de lentejuelas, hilos dorados , plumajes y flequillos. Foto / César Grados / @photo.gec

4de 12
“Nunca pensé que la fama llegaría a nosotros por mi niño. Siempre estoy al tanto de lo que necesita y lo ayudo a vestirse, a ponerse su trajecito. Sus padres tienen muchos conflictos y yo lo cuido, y así será hasta el fin de mis días. Hace poco falleció mi esposo y estuvimos muy tristes en casa. Pero no puedo derrumbarme. Mi nieto me necesita” nos relata doña Gaudencia.
 Foto / César Grados / @photo.gec
El amor de una abuela .

“Nunca pensé que la fama llegaría a nosotros por mi niño. Siempre estoy al tanto de lo que necesita y lo ayudo a vestirse, a ponerse su trajecito. Sus padres tienen muchos conflictos y yo lo cuido, y así será hasta el fin de mis días. Hace poco falleció mi esposo y estuvimos muy tristes en casa. Pero no puedo derrumbarme. Mi nieto me necesita” nos relata doña Gaudencia. Foto / César Grados / @photo.gec

5de 12
Su abuela lo llena de consejos cada día. “Hay mucha gente mala que quiere aprovecharse de mi nieto. Hay llamadas perdidas en mi celular o mensajes de supuestos empresarios interesados en un show. Pero todos son delincuentes. Siempre le digo a Luis Ángel que cualquier cosa siempre me consulte” nos relata Doña Gaudencia preocupada por lo que le pueda pasara a  la criatura. “Tiene mucho por recorrer, conocer más el mundo. Escaleras pendientes por subir si quiere ser alguien en la vida”, indica. 
Foto / César Grados / @photo.gec
Un largo camino por recorrer.

Su abuela lo llena de consejos cada día. “Hay mucha gente mala que quiere aprovecharse de mi nieto. Hay llamadas perdidas en mi celular o mensajes de supuestos empresarios interesados en un show. Pero todos son delincuentes. Siempre le digo a Luis Ángel que cualquier cosa siempre me consulte” nos relata Doña Gaudencia preocupada por lo que le pueda pasara a la criatura. “Tiene mucho por recorrer, conocer más el mundo. Escaleras pendientes por subir si quiere ser alguien en la vida”, indica. Foto / César Grados / @photo.gec

6de 12
Las exigencia físicas para el danzante de tijeras son enormes. Los campesinos los llamaban «Supaypa Wasin Tusuq». El niño Luis Angel sabe de esta responsabilidad. Su familia es de origen huancavelicano.  Toda una tradición que ya lo envuelve a sus cortos 8 añitos.
 Foto / César Grados / @photo.gec
El pequeño soñador .

Las exigencia físicas para el danzante de tijeras son enormes. Los campesinos los llamaban «Supaypa Wasin Tusuq». El niño Luis Angel sabe de esta responsabilidad. Su familia es de origen huancavelicano. Toda una tradición que ya lo envuelve a sus cortos 8 añitos. Foto / César Grados / @photo.gec

7de 12
Leyenda: “ Quiero ser el mejor de los danzantes, ir por el mundo, comprarle muchos regalos a mi abuela y a mis tías”  Nos cuenta el pequeño Luis Angel mientras se alista para una nueva presentación en su barrio para alegría de sus vecinos que ya lo ven como toda una celebridad.
 Foto / César Grados / @photo.gec
La tradición recorre sus venas.

Leyenda: “ Quiero ser el mejor de los danzantes, ir por el mundo, comprarle muchos regalos a mi abuela y a mis tías” Nos cuenta el pequeño Luis Angel mientras se alista para una nueva presentación en su barrio para alegría de sus vecinos que ya lo ven como toda una celebridad. Foto / César Grados / @photo.gec

8de 12
Su risa es contagiante. Sus travesuras son el pan de cada día.  “Saca canas verdes a cualquiera” nos cuenta su abuela. Hay tiempo para todo en casa de “Tilín”, para jugar, reír, bailar y sobre todo soñar con un futuro mejor.
 Foto / César Grados / @photo.gec
La alegria del hogar.

Su risa es contagiante. Sus travesuras son el pan de cada día. “Saca canas verdes a cualquiera” nos cuenta su abuela. Hay tiempo para todo en casa de “Tilín”, para jugar, reír, bailar y sobre todo soñar con un futuro mejor. Foto / César Grados / @photo.gec

9de 12
Cada baile implica mucho esfuerzo físico y en ocasiones el traje de “Tilín” sufre estragos. Pero su abuela estará siempre atenta a cada detalle. Aguja e hilo, con su prodigiosa mano terminarán reparando cualquier rotura. 
Foto / César Grados / @photo.gec
Por siempre su protectora .

Cada baile implica mucho esfuerzo físico y en ocasiones el traje de “Tilín” sufre estragos. Pero su abuela estará siempre atenta a cada detalle. Aguja e hilo, con su prodigiosa mano terminarán reparando cualquier rotura. Foto / César Grados / @photo.gec

10de 12
Hace poco su hogar estuvo de luto. Por semanas solo hubo tristeza. Pero la vida continua , y eso lo sabe muy bien su abuela. “ Lloramos mucho por la partida al cielo de mi esposo. Pero la vida continua y mi niño tiene que ser el mejor de todos. Cada dia se prepara mas en el baile y  a penas termine la pandemia regresara a la escuela. Mientras viva trabajare para mi nieto” 
“Tilín” desde su habitación aun juega con su traje y le promete a su abuela llevarla por todo el mundo.
 Foto / César Grados / @photo.gec
“ Seré el mejor de todos”

Hace poco su hogar estuvo de luto. Por semanas solo hubo tristeza. Pero la vida continua , y eso lo sabe muy bien su abuela. “ Lloramos mucho por la partida al cielo de mi esposo. Pero la vida continua y mi niño tiene que ser el mejor de todos. Cada dia se prepara mas en el baile y a penas termine la pandemia regresara a la escuela. Mientras viva trabajare para mi nieto” “Tilín” desde su habitación aun juega con su traje y le promete a su abuela llevarla por todo el mundo. Foto / César Grados / @photo.gec

11de 12
“ Mi abuelita es muy estricta. Me lee libros de la escuela, me prepara el desayuno  y me lleva a su trabajo. No quiere que me quede solito en casa. Me dice que hay mucha gente mala que nos puede herir y robar.  La quiero mucho”  Doña Gaudencia se desempeña como cocinera en un restaurante en la avenida Universitaria en Comas. A media hora de su hogar. Por la pandemia el pequeño aun no puede regresar a la escuela.
Foto / César Grados / @photo.gec
Uno late por el otro.

“ Mi abuelita es muy estricta. Me lee libros de la escuela, me prepara el desayuno y me lleva a su trabajo. No quiere que me quede solito en casa. Me dice que hay mucha gente mala que nos puede herir y robar. La quiero mucho” Doña Gaudencia se desempeña como cocinera en un restaurante en la avenida Universitaria en Comas. A media hora de su hogar. Por la pandemia el pequeño aun no puede regresar a la escuela. Foto / César Grados / @photo.gec

12de 12
“Tilin” podría estar horas bailando.  Siempre habrá algo nuevo en su espectáculo. Es imposible no sorprenderse y quedar cautivado. Para el no hay horario, ya sea de día o de noche, siempre hay un tiempo para rendirle tributo a esta danza milenaria.
 Foto / César Grados / @photo.gec
La danza como pasión.

“Tilin” podría estar horas bailando. Siempre habrá algo nuevo en su espectáculo. Es imposible no sorprenderse y quedar cautivado. Para el no hay horario, ya sea de día o de noche, siempre hay un tiempo para rendirle tributo a esta danza milenaria. Foto / César Grados / @photo.gec