Imagen
Imagen

“El tatuaje es un arte que vas a llevar hasta la muerte”, dice José Luis Quispe, mientras introduce la aguja de su máquina de tatuar a un diminuto frasco de tinta, que al remojar, incrusta en el hombro de un joven que pese al dolor, admira la rosa que dibuja con mucha paciencia.

“No es fácil hacer esto, son años de práctica”, nos explica el artista que lleva diez años grabando distintas imágenes en la piel de las personas y que hoy, orgulloso, presenta a la primera Asociación de Tatuadores de Trujillo, que oficialmente se fundó hace dos años. Así como él, otros tres amigos se le unieron en este reportaje para expresar lo que ha sido el tatuaje para ellos.

“Nuestra idea de hacer la asociación es para que los tatuajes sean reconocidos. Estamos comenzando de a pocos pero es una iniciativa. A nosotros nos beneficia porque nos reconocen como artistas y eso también nos permite hacer eventos y convenciones. En muchos países hay asociaciones como esta y es necesario que en Perú también haya una”, explicó Jose Luis, también presidente de esta asociación.

UNA SOLA PASIÓN. José Luis no está solo. Abraham Florindez, Precy llaro y Stalin Huanca lo acompañan en esta travesía para hacer del tatuaje un arte reconocido y no una excusa para discriminar a trabajadores y poner calificativos a las personas. Pero ¿qué tanto significa el tatuaje para ellos?

“El tatuar para mí es una satisfacción de hacer algo a alguien y que lo va llevar por toda la vida. Una vez que miras tu trabajo y vez lo que has logrado, es algo que ni el dinero que te pagan puede reemplazar. Una sensación indescriptible”, dijo Abraham Floriendez, quien es tesorero de la asociación creada por estos amantes del tattoo y quien tiene seis años de experiencia.

“Para mí el tatuaje es parte de mi vida, es un arte. Yo siempre estuve con mi amigo diseñando tatuajes pero al ver que no lo hacía como yo me imaginaba que en realidad serían, empecé con eso y no creo que lo dejaré”, explicó Percy Llaro, quien lleva ocho años como tatuador

“Para mí el tatuaje es el estilo de vida que escogí y que gracia a eso tengo todo lo que tengo. Siempre trato de cumplir con todo lo que me pide el cliente y que la gente cambie la mentalidad que tienen con la gente que se hace tatuajes”, mencionó Stalin Huanca, quien lleva cerca de 14 años trabajando como tatuador.

CONTRA INFORMALES. Pero así como luchan por hacer del tatuaje un arte y no una negativa en la vida de las personas, también luchan contra la informalidad. Y es que según explicó Jose Luis Quispe, de los 25 puestos de tatuajes que hay en Trujillo, solo siete son formales.

“Eso hace que la gente tenga miedo a hacerse los tatauajes. Si ves, acá nosotros tenemos todas nuestras indumentarias y nuestros certificados de funcionamiento. Trabajamos con total limpiezacomo si fuera una clínica de salud y eso es la diferencia que tenemos con los tatuadores informales. Ellos hacen que la gente tema el hacerse un tatuaje”, explicaba el presidente de la asociación. Ante esto, “los bravos del tatuaje” solo esperan que algún día sean reconocidos por lo que hacen y esperan que su esfuerzo por mejorar el prestigio de los tatuadores tenga los resultados que anhelan.