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Los jirones Dávalos y Chota, en el Centro de Lima, cambian drásticamente a partir de las 10 de la noche. Desde hace unos meses, la Municipalidad de Lima cerró el tránsito vehicular en varios tramos de estas calles, lo cual es aprovechado por decenas de prostitutos y rameras, que ahora ejercen el oficio más antiguo del mundo en la calle sin dificultad.

Los trabajadores sexuales, en su mayoría de 14 a 18 años, captan a sus clientes en las esquinas con total naturalidad y sin que el Serenazgo se los prohíba.

Incluso, los actos sexuales pueden darse en plena vía pública o, de lo contrario, en hostales clandestinos.

En la práctica, la alcaldesa de Lima ha convertido todo ese sector en una "zona rosa", según comprobó Correo.

CIERRE DE CALLES. Un motivo que explica el aumento de la prostitución callejera, según se quejaron los vecinos de la cuadra 9 de Chota, es que Lima mantiene cerrado aproximadamente desde hace tres meses el tránsito en algunas cuadras de los referidos jirones, cerca de las avenidas Wilson y Alfonso Ugarte.

¿Por qué el cierre? La Gerencia de Participación Ciudadana de Lima explicó que la restricción del tránsito se debe a que en el lugar se ejecuta el programa "Respeta Barrio", que busca darle "un nuevo rostro" a los jirones Dávalos y Chota, que desde hace 20 años están tomados por el comercio sexual callejero.

Según esa gerencia edil, la idea es que todos los vecinos se involucren y participen en eventos deportivos (como campeonatos de vóley) organizados por la comuna limeña. "Esta idea viene de la alcaldesa Susana Villarán", dijeron.

DESCONTROL. No obstante, estos certámenes solo han ocasionado la molestia de los vecinos, así como una gran congestión vehicular.

Pese a que "Respeta Barrio" busca ser integrador, en la práctica solo los trabajadores sexuales participan en las competencias deportivas.

Los vecinos del cruce de los jirones Dávalos y Washington se quejan cada fin de semana porque los hombres y mujeres dedicados a la prostitución, al jugar vóley, rompen los vidrios de las casas y no los reponen.

"Si uno les reclama, te insultan o amenazan. Es gente agresiva. Vivimos en una zona sin ley, pues el Serenazgo está a favor de ellos", manifestó Pablo López.

Los moradores también reclaman por los excesos y la bulla de los trabajadores sexuales. Además, se quejan porque varios de ellos van vestidos con diminutas prendas sin ningún tipo de pudor.

"¿Qué mensaje se llevan los niños que pasan por la vía pública? En este lugar solo hay gente de mal vivir", se queja la vecina Olga Sánchez.

ZONA LIBERADA. Mientras en las tardes se realizan campeonatos deportivos, en las noches el jirón Dávalos se convierte en un lugar liberado a la prostitución.

Los furcios toman el lugar a partir de la medianoche. Allí, ante el insuficiente resguardo de efectivos del Serenazgo, llegan incluso a ejercer el meretricio en plena vía pública.

Otros trabajadores sexuales llevan a los parroquianos a hostales cercanos. Algunos de estos locales han sido cerrados por la comuna limeña, pero siguen funcionando en la clandestinidad.

Asimismo, los hoteles albergan adolescentes, quienes muchas veces son víctimas de trata de personas. Son menores traídos del interior del país, en especial de la Selva.

En un recorrido por la zona, Correo comprobó que los parroquianos llegan en autos (por el Jr. Washington) o caminando (por el Jr. Dávalos). El cierre al tránsito no impide para nada que siga el comercio sexual en el lugar.

Para los vecinos de los jirones Washington, Dávalos y Chota, desde que asumió Villarán la alcaldía, este lugar ya es una zona liberada a la prostitución.

"Ella debería darse una vuelta por acá para que lo compruebe", dijo un afectado de la zona.

CONGESTIÓN VEHICULAR. Los vecinos de las inmediaciones de los jirones Washington, Dávalos y Quilca que poseen autos también reclaman por el cierre de las calles.

Manifiestan su malestar por no poder transitar libremente con sus vehículos.

La Gerencia de Participación Ciudadana informó que ha entregado pases, en base a un padrón, a los moradores perjudicados. Pero ellos dijeron que los permisos solo son para quienes viven en el Jr. Dávalos.