Otros dos policías murieron baleados ayer con fusiles AKM -esta vez- durante un violento desalojo en el Santuario Histórico Bosque de Pómac, en Ferreñafe, Lambayeque. Sólo un grupo de 30 agentes de la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes) había ingresado con armas disuasivas para enfrentarse a cientos de invasores. Lo que es peor, sin previa acción de inteligencia.
Todo comenzó minutos después de las 11.00 horas. El jefe de la II Dirección Territorial Policial (Dirtepol), general PNP José Ubaldo, había solicitado apoyo de personal de Lima, Piura y La Libertad.
Eran un total de 1,500 policías destacados para el operativo, pero sólo 30 de ellos ingresaron a "limpiar" la zona con escopetas para lanzar bombas lacrimógenas.
En un principio, algunos de los pobladores optaron por abandonar sus casas de adobe. Sin embargo, otro grupo mayoritario respondió a la Policía con piedras, palos, bombas molotov y letales artefactos pirotécnicos.
SIN CONTROL. De pronto se desató la violencia: fueron más de 25 minutos de intensa balacera en el sector Palería II (1,200 hectáreas). Un grupo de "francotiradores" comenzó a disparar contra los policías, que optaron por refugiarse en un colegio de la zona junto a cinco periodistas.
Entre estos últimos figura el corresponsal de Correo William Saucedo, quien resultó con lesiones producto de la detonación de un artefacto pirotécnico.
En medio del tiroteo, uno de los agentes recibió un balazo en la pierna. Sus compañeros salieron a auxiliarlo, pero también fueron baleados.
Cuando la balacera terminó, quedaron en medio del arenal los cuerpos de seis policías, dos de ellos sin vida.
Se trata de los suboficiales Carlos Peralta Castillo y Fernando Hidalgo Ibarra. Un tercer policía se encuentra gravemente herido y fue identificado como Percy Tarija Guzmán. Recibió un disparo en la cabeza. Los demás no están graves.
SIN INTELIGENCIA. Fuentes policiales revelaron que la operación de desalojo no contó con una previa acción de inteligencia que habría permitido conocer al menos que los invasores contaban con armamento largo.
Trascendió que el general José Ubaldo habría transmitido esta preocupación a su comando, que simplemente le reiteró la orden de actuar en forma inmediata.
Hasta 35 años de cárcel
Los criminales que asesinaron a los dos policías podrían recibir una pena de cárcel de hasta 35 años. El abogado penalista Roberto Miranda señaló que en este caso "hay un concurso real de delitos".
"Estamos hablando de desobediencia y resistencia a la autoridad, tenencia ilegal de armas y homicidio calificado. En este último caso está claro que estas personas fueron a matar y teniendo en cuenta de que ahora se suman las penas, ésta podría llegar a los 35 años", señaló el letrado.

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