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Fredy Pedro Valdivia Escobar (35) y José Ernesto Portugal Gonzales (73), taxistas juliaqueños, han sido asesinados. Ambos padres de familia y víctimas de la demencia criminal que ensombrece nuevamente la Ciudad de los Vientos.

La historia de estos choferes tuvo un infeliz final la madrugada de ayer, que por razones que aún se desconocen, fueron escogidos por mentes desquiciadas para ser acribillados en los autos que usaban para ganarse la vida.

Cuando eran aproximadamente las 6:30 de la mañana, ayer, la señora Zenobia Escobar Chaiña (madre de Fredy Pedro) recibió la mala nueva que la puso de luto. Un empleado funerario era el portador de la noticia.

¿Señora, es usted la madre de Fredy? Le preguntaron.

Sí, respondió intrigada.

Pero ¿es usted?, replicaron como no encontrando la manera de explicar el homicidio.

Que sí, ¿qué pasa?, Contestó la madre con más fuerza.

PRIMER ASESINADO. Una nube de incertidumbre inundó la mente de esta madre, hasta que alguien le señaló que su hijo estaba muerto.

“Casi le doy una patada”, narra más tarde en la puerta de la morgue juliaqueña. Y es que no podía creer que Fredy amaneciera cadáver, víctima de los desconocidos asesinos.

El hombre se preparaba estos días para el cumpleaños de uno de sus tres hijos, Fredy era amoroso padre de tres pequeños, el mayor de 10 años, el menor de apenas ocho meses.

Fredy incursionó recientemente en el trabajo de taxista en la empresa Taxitel, no por eso era inexperto, ya antes había laborado como mototaxista y no había registrado problemas como para sospechar su trágico final.

“Por qué no se llevaron el carro, me lo hubieran dejado vivo, lo hubiese hecho curar, hubiera estado con sus hijos. La policía, lo único que me dice es sí tenía enemigos, él era tranquilo, no tenía ninguna enemistad”, señala llorosa doña Zenobia.

La madre de Fredy tiene que sacar fuerzas de flaqueza para pedir a las autoridades la captura del asesino. Dice que es lo mínimo que espera de quienes no tuvieron el interés en darles la noticia antes que los funerarios.

SEGUNDO CASO. También en la morgue, a pocos metros de la tragedia que protagoniza, el primer asesinado, Fredy Pedro Valdivia Escobar, se pueden observar escenas de dolor similares.

Los familiares del taxista José Ernesto Portugal Gonzales no terminan de entender la muerte del septuagenario, padre tres hijos.

José Ernesto era profesor jubilado, muy conocido en Juliaca y otros lares. Es quizá uno de los taxistas con más años en la ciudad, cuentan sus amigos que su paradero conocido era la Plaza de Armas.

En algún momento incluso ejerció el periodismo y era comprometido con la promoción de la cultura local. Se caracterizaba por ser amiguero y cordial en el trato a sus pasajeros.

Sus cercanos afirman que no tenía necesidad de trabajar como taxista, pero quería sentirse útil, así terminó su vida, con un balazo en la cabeza, a merced de un criminal.

Tenía problemas judiciales, pero quienes lo conocían dudan que eso le pudiera significar una muerte tan cruel. Un transportista nos cuenta que solía recibir amenazas por el uso de las rutas de transporte que él gestionó.

INVESTIGACIÓN. Al cierre de esta edición, se desconocía si es que ambos taxistas asesinados hayan estado ligados más allá del final que les tocó vivir.

Todavía es motivo de investigación si existe algún vínculo, puesto que aparentemente han terminado cadáveres en las manos de los mismos asesinos.

Los indicios que encontraron las autoridades de la Policía Nacional del Perú y del Ministerio Público indican que se trata de más de un homicida, podría ser una banda que ha empezado a operar en esta modalidad, ya que los detalles en ambos casos son muy semejantes.

ASÍ LOS HALLARON. En el caso de Fredy Pedro Valdivia Escobar, se informó que le robaron dinero, celular y otros objetos de valor. Su hallazgo se concretizó a las 3:30 de la madrugada, cuando el ciudadano Andrés Torres Zapana (68), vecino de la urbanización Polo Santo de Juliaca, reportó a la Policía un taxi sospechoso que estaba estacionado por el camino a “El Bosque”.

Con la intervención policial se confirmó que se trataba del vehículo station wagon, blanco, modelo Caldina de placa de placa SZ-6734 perteneciente a la empresa Taxitel 329000, cuyo conductor se encontraba en el asiento del piloto, recostado sobre el lado derecho.

Los peritos de criminalística informaron luego que el conductor fue ultimado de dos disparos que le ingresaron por la parte izquierda de la cabeza,como puede apreciarse a simple vista.

El interior del carro estaba cubierto de sangre, señal de la brutalidad con la que actuaron sus asesinos. Los peritos hallaron huellas en la puerta trasera del taxi, pistas que podrían llevar a dar con los homicidas.

Tres horas después, se reportó otro hallazgo en la salida a Lampa. Un grupo de vecinos de los jirones Huáscar y Donato Pandia del barrio Santa María II Etapa alertaron a los agentes de serenazgo sobre la presencia un taxi cuyo conductor se encontraba en su interior sin signos de vida. En el asiento del chofer y recostado sobre la derecha, fue avistado el cuerpo de José Ernesto, señal inequívoca de que fue asesinado de la misma manera que Fredy Valdivia.

El cuerpo de José Ernesto estaba cubierto en sangre, eso daba señal del salvajismo con que actuaron sus homicidas, quienes aprovecharon la oscuridad para acabar con su vida sin que ninguno de los lugareños se haya percatado del crimen hasta mucho después.

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