FOTO: Renzo Salazar
FOTO: Renzo Salazar

Reconoce que hay “dureza” en sus palabras cuando habla sobre el COVID-19 y las acciones desplegadas para frenarlo. El defensor del Pueblo, Walter Gutiérrez, asegura que tal severidad no es más que una genuina preocupación por la coyuntura actual, y advierte que si bien la planificación es necesaria para revertir tal situación, es lo que ha faltado en el Gobierno y el Gabinete.

¿Cuál es posición de la Defensoría sobre las decisiones anunciadas por el presidente? La extensión de la cuarentena, entre ellas... En primer lugar, yo creo que una premisa básica para la Defensoría es que la cuarentena, como lo hemos dicho en nuestro comunicado, es necesaria, pero autoimpuesta por la propia sociedad. Creemos que la sociedad, que el Estado, han hecho un esfuerzo muy importante; el Gobierno, pasados 56 días, tiene que presentar un plan de desconfinamiento, plan que hasta ahora no se conoce (...), para desconfinar prudentemente atendiendo a ciertos criterios, de salud, de capacidad de supervisión, de zonas de contagios, etc., pero ese plan tiene que existir, no es posible que cincuenta y tanto días después nos digan: “Bueno, vamos a continuar la cuarentena simplemente porque la curva no se ha aplanado”, eso es muy básico.

Ese es el discurso... Mire usted, se está construyendo un discurso que no compartimos. Se dice: “Hemos detectado sectores, lugares en los que existe riesgo de contagio”, por ejemplo, o se dice: “El segundo martillazo no ha funcionado”. Esta es una manera de construir frases, o una narrativa, sin responsabilidad, o que traslada la responsabilidad a las sociedades. Esa no es la pregunta correcta, la pregunta correcta es: ¿por qué no ha funcionado el martillazo?, ¿por qué recién estamos ‘descubriendo’ esas zonas donde hay alto riesgo de contagio? Osea, ¿quiere decir que cincuenta y tantos días después recién descubrimos que los mercados son una zona de riesgo?, lo advirtió la Defensoría del Pueblo hace casi seis semanas; que el transporte iba a ser un problema de riesgo también se advirtió, que los penales iban a ser riesgosos, también; que los albergues, también; etc. Entonces, no se puede decir: “Hemos descubierto”, esa es una narrativa que, de ninguna manera, a estas alturas, es aceptable.

Pero si esta narrativa proviene del Gobierno, ¿quiere decir que el Gobierno elude alguna responsabilidad? Yo creo que hemos respaldado las medidas del Gobierno, nos parece que se tomaron decisiones oportunas, acertadas, aunque duras y necesarias. (...) Casi siete semanas después de confinamiento, no es posible que en un conjunto de sectores no se tengan planes. Le pongo un ejemplo concreto: una zona de altísimo riesgo son los albergues para ancianos; bueno, no tenemos un plan. O sea, cuando allí se instale el virus y empiece a escalar inconteniblemente, ¿recién vamos a tener un plan?, eso es inaceptable. Ayer (viernes) se le ha preguntado al presidente (Martín Vizcarra) y se le ha dicho que la violencia contra la mujer no se ha detenido, las violaciones no se han detenido, las agresiones no se han detenido, o sea, no han desaparecido; por eso a mí me dio ganas de decir... creo que lo dije, ¿no?, “pero la ministra sí ha desaparecido”. Los albergues dependen del Ministerio de la Mujer, por ejemplo, y hasta ahora no tenemos un plan, o sea, a estas alturas ya no alcanza esa narrativa, ya no alcanza ese discurso, necesitamos solucionar estos problemas, porque no hay condiciones para un confinamiento tan largo. De que es necesario, es necesario, lo hemos dicho (...). Esta es la tercera postergación, la tercera extensión, y siempre el argumento es el mismo.

Que no se aplanó la curva… “No se ha podido aplanar la curva”; algo así como decir: “No ha llovido”. La gestión pública no es como en la naturaleza, tenemos que hacer que sucedan las cosas, gestionar es hacer que las cosas sucedan, y para que sucedan se tiene que hacer lo siguiente: primero, se tiene que planificar; segundo, organizar los recursos que se tiene; tercero, ejecutar las decisiones de la planificación; y cuarto, se tiene que controlar, supervisar, y ver si eso está funcionando. (...) En los los penales, en los albergues, ¿cuál es la planificación?, ¿qué nivel de organización existe?, ¿qué recursos se están poniendo?, ¿cómo se está ejecutando? y ¿cómo estamos controlando que eso no estalle? No es suficiente a estas alturas del partido que nos digan, simplemente, “vamos a postergar”.

Acaba de decir que “hay que hacer que las cosas sucedan”. ¿El Gobierno no hace que la curva se aplane? Le voy a poner un ejemplo: ¿acaso no era previsible que se necesitaban tanques de oxígeno o eso lo hemos descubierto cinco o seis semanas después? ¿Quiere decir que cinco semanas después nos hemos dado cuenta de que tenemos que poner fábricas para hacer tanques de oxígeno?, eso es gestión.

¿Entonces ha faltado gestión en el Gobierno, en el Comando COVID-19? Yo lo que creo es que ha faltado planeamiento, todo lo que estamos diciendo nosotros (la Defensoría) lo hemos advertido, todo (...). El tema de los penales nosotros lo hemos advertido con seis o siete semanas de anticipación; el tema de los albergues lo venimos advirtiendo, hasta ahora, insistentemente, ya tenemos hasta dos informes, y el Ministerio de la Mujer nos dice: ‘Hemos hecho una supervisión telefónica’, ¡Por dios, señor! Es como si usted me dijera: ‘Hemos apagado un incendio por teléfono’. Hay instituciones del Estado que, nos guste o no, no podemos estar en ‘cuarentena’, si todos estamos en ‘cuarentena’, esto no se revierte.

¿A quién le faltó, entonces, planificar? ¿Al Comando COVID-19, al Ejecutivo? Bueno, evidentemente todo esto nace del Consejo de Ministros y luego cada sector tiene que hacer su propio planeamiento y articularse en un plan general. Yo creo que las decisiones que se tomaron originalmente son decisiones correctas, yo reconozco la capacidad de decisión que ha tenido, el carácter del presidente para tomar decisiones duras, pero de ahí, para abajo, me parece que ha faltado planificación, organización, ejecución, control, supervisión.

¿En la PCM? En todo el Gabinete, en verdad. Ahora, este no es un tema solo del Gabinete, porque no se olvide que hay competencias, sobre todo en materia de salud, que están trasladadas a los gobiernos regionales, a los gobiernos locales, en el marco del proceso de descentralización, hoy advertimos que hay una falta de competencias y una severa debilidad institucional.

¿Cuáles sectores están en cuarentena, de acuerdo con su visión? Bueno, es una metáfora muy dura, uno de los que más me preocupa es el Ministerio de la Mujer, es el más evidente de todos, porque es un sector complejo, crítico, porque tiene el tema de violencia contra la mujer, ahora los agresores están con su víctima. Déjeme decirle, por ejemplo, que el Centro de Emergencia Mujer no funciona, no funciona, hace 60 días no funciona, ni siquiera residualmente. Ayer (viernes), cuando se le hizo la pregunta al presidente, el presidente le dio el uso de la palabra a la viceministra, (...) la viceministra trastabilla y casi dice la verdad, porque la verdad es que no está funcionando el Centro de Emergencia Mujer, y luego se recondujo y habló del Poder Judicial, de la Policía, de la Fiscalía; al final, no se respondió la pregunta. De repente notará cierta dureza en mis palabras, es preocupación, yo no estoy en contra de las decisiones que toma el Gobierno, las apoyamos.

Me dijo que faltan condiciones para cumplir con el confinamiento, ¿cuáles son? A ver, lo que pasa es que en el Perú hay mucho hacinamiento y mucha precariedad, hay diez, doce personas, viviendo en espacios muy pequeños, entonces, ¿de qué distanciamiento puede hablar usted en un espacio de ese tipo? Además, está el tema del agua. Si se dice que gran parte de esta batalla se va a ganar con la precaución de lavarse las manos, ¿qué me dice si le digo que 3.6 millones de personas no tienen acceso al agua en sus casas, y más de 8 millones no tienen desagüe, y 7 millones no tienen agua potable, o sea, agua tratada? Si el agua y el jabón es fundamental, ¿puede usted decirme que hay condiciones para el confinamiento? O sea, no podemos vivir en un mundo paralelo.

Remitió una carta a la PCM para pedir que se haga público el plan de seguridad ciudadana. ¿Cuál es el objetivo? Bueno, qué pasa con la seguridad ciudadana. ¿Usted conoce cuál es el plan de seguridad ciudadana en un contexto de combate contra el COVID-19?, tanto en época de cuarentena como en la etapa del desconfinamiento. Claro que no lo conoce, yo tampoco, porque no hay o, por lo menos, si existe, no es público. Ahora, qué debe contener eso: se tiene una Policía diezmada, desde el punto de vista moral, por todo lo que hemos visto, diezmada desde el punto de vista físico, porque se tiene muchos policía contagiados (...), luego se tiene una Policía que luego del desconfinamiento va a tener que hacer una doble función: por un lado, va a tener que controlar la movilidad, porque no puede ser que todo el mundo salga de golpe y porrazo, y encima va a tener que atender una escalada de delincuencia, porque ni bien empiece el desconfinamiento va a empezar también una escalada de delincuencia.

¿Cómo ha evaluado la Defensoría el tema del subregistro en el país? Hay estudios que indican que la cifra real de decesos cuadruplica la oficial. A nosotros nos gustaría saber cuál es el modelo que se usa. En todas partes del mundo, el registro formal, o el registro oficial, no es el registro (real), tampoco le queramos cargar todo al Ejecutivo, y en todas partes del mundo (...) hay, digamos, personas fallecidas que no necesariamente quedan registradas; no digo que eso esté bien o esté mal, estoy hablando de una realidad. Sin embargo, lo que sí es fundamental es que el Gobierno revele cuál es su modelo de cuantificación y cuáles son los parámetros para decir: “Mire, es verdad que existen 60 mil contagiados, pero en términos estadísticos o matemáticos consideramos que pueden haber más contagiados”. Cualquier estudiante de estadística le puede decir que, evidentemente, la cifra de contagiados no es; aplicando ciertos modelos matemáticos le van a decir que esa no es la cantidad de contagiados.

De acuerdo con la Defensoría y las denuncias respecto a que no hay camas UCI para los pacientes de COVID-19, ¿la epidemia ha desbordado el sistema de salud? Bueno es evidente que el sistema de salud ya estaba en crisis, si no ha sido desbordado, ya estamos al filo hace rato. En algunas regiones, como el propio Ejecutivo lo ha reconocido, ha sido desbordado, y en otras estamos al borde de.