Sólo el 4.7% de un total de 1.6 millones de afiliados a los 24 partidos políticos inscritos acudieron a votar en las elecciones internas del último domingo, según cifras de la ONPE.
La brutal cifra sorprendió a muchos por lo ínfimo, pero de ninguna manera a los politólogos, analistas y estudiosos del fenómeno.
El extremo delirante tuvo lugar en el Partido Nacionalista, en el que Ollanta Humala resultó electo candidato presidencial con el respaldo del 0.9% de su militancia. No muy lejos, Alberto Beingolea, del PPC, obtuvo la postulación con el aval del 1%.
¿QUE PASÓ?. Para el politólogo Fernando Tuesta, los comicios del domingo muestran lo de siempre: los partidos tienen pocos militantes activos. “Era lo esperable”, comenta en Correo.
Otros desincentivos actuaron en contra, como las listas únicas o cerradas. El militante no tenía nada que escoger, remarca. Lo positivo, da a entender Tuesta, es que al menos la realidad de los partidos queda documentada con las cifras de la ONPE. “Como ahora es organizada por la ONPE, no hay manera de no tener las cifras reales (...) de alguna manera, esta elección sincera la realidad”, acota.
Fernando Rospigliosi, analista político, no está sorprendido: “No hay mucho interés por la política, muy poca gente milita”.
El carácter voluntario de los comicios explica una parte del ausentismo, agrega.
Explica así la incoherencia entre un enorme padrón de afiliados y el número ínfimo de militantes reales: “La mayoría de la gente se afilia porque cree que podría alcanzar un puesto en el Estado si el partido llega al Gobierno, al municipio o la región”.
Para Iván Lanegra, de Transparencia, La ONPE ha tenido un tiempo muy corto.”Lo segundo, son los recursos limitados. En algunos padrones había más de 200 mil electores y varios partidos exigieron más locales y mesas. Más locales significa un gasto mayor de recucursos”, comentó.
En opinión de José Tello, no hubo tiempo suficiente para que la gente conozca la segmentación de horarios elaborado por la ONPE.