Patricia Robinson, exjefa del gabinete de asesores del Congreso, rompe su silencio y denuncia actos de coacción en el Legislativo. Todo tiene que ver con Víctor Isla, nos dice en alusión a Ana María Solórzano, vinculada sentimentalmente al nacionalista, para aclararle que nadie es lacayo de ningún jefe de turno. Ella amenaza con llevar la campaña de hostigamiento que sufre -y que afirma empezó con la llegada de Solórzano a la presidencia del Congreso- hasta el Ministerio Público.
A través de un audio, supimos que su entonces superior, Marco Olano, reconoció una directiva de hostigamiento en su contra. Él anuncia ahora que la denunciará por grabarlo.
Me llama la atención que Olano, quien me dijo entre cuatro paredes que ya no aguantaba más ese comportamiento antiético, ahora, que tiene la oportunidad de defender los derechos de una trabajadora, diga que me va a demandar. ¿Por qué se tira para atrás? Es una conversación que tuvimos que yo registré. Hay otras conversaciones que grabé al identificar irregularidades en otros funcionarios debido a una suerte de coacción en contra de mis compañeros.
¿Cuándo empieza esta intimidación a los funcionarios del Congreso y la hostilización contra usted?
Desde agosto del 2014, desde este nuevo periodo anual de sesiones.
¿Se refiere a la fecha en que Ana María Solórzano asumió la presidencia del Legislativo?
Fecha que coincide con la violación sistemática de mis derechos fundamentales. Ya he presentado una denuncia hace meses [por el chuponeo del que fue víctima, donde se registró una conversación privada que mantuvo con el legislador oficialista Víctor Isla], pero han pasado meses y no me han comunicado ningún resultado de las investigaciones.
¿Atribuye esa política de maltrato a su relación sentimental con Víctor Isla?
El motivo, las bajas pasiones que están detrás de directivas irregulares, no creo que deba ser un asunto sobre el que yo me deba pronunciar. Me pronuncio sí sobre la defensa de mis derechos, y estoy tratando de que a mis compañeros no se les esté coaccionando. No puedo quedarme callada sobre los asuntos de mi institución y las situaciones que no van de acuerdo con el Código de Ética de la Función Pública.
¿Por qué denunciar meses después de iniciada la actual gestión?
Conozco al Oficial Mayor (Javier Ángeles) y se conduce de acuerdo con las normas. Él sí tiene autorización de la presidenta para hacer declaraciones públicas; sin embargo, a mí se me ha negado hacerlas. Pedí una licencia sin goce de haber, pero de inmediato se preparó un informe con el objetivo de quitarme la licencia, señalando que no hay quien me cubra, y se me negó el derecho de declarar a la prensa sobre estos temas.
Entonces, ¿estas declaraciones le pueden costar el cargo por desobediencia?
Si hay una orden de hostilizarme, yo ya no me voy a quedar callada. Calcularon que porque soy empleada del Congreso me iban a someter. No tengo autorización para hablar de los asuntos y actividades del Congreso, pero no es función del Parlamento la hostilización y coacción. Estoy defendiendo mis derechos, y para eso no necesito autorización de nadie.
En algún momento Solórzano se solidarizó con usted. ¿Buscó hablar con ella?
No tengo nada que conversar con ella, para eso he presentado denuncias. Yo pido al Consejo Directivo que vea este tema porque algo está pasando en el Congreso y le pregunto al resto de 129 congresistas si están de acuerdo con que se haya ordenado maltratarme. Pregunto si los compatriotas están de acuerdo con eso.
Según Omar Chehade, debería presentar una denuncia identificando a las personas que cree responsables de estos hostigamientos.
Qué fácil para él decirlo. Pero no solamente voy a presentar una denuncia (al Ministerio Público); también solicitaré garantías para mí y para mi familia en la gobernación, porque este es un tema grave.
¿Denunciará a Solórzano?
Ya lo verán. Acá se acabó el tema de la media voz. Ella (Solórzano) y el mismo Oficial Mayor han negado categóricamente una política de maltrato; sin embargo, hemos escuchado en el audio que un alto funcionario del Poder Legislativo me dice que sí hay una orden; entonces, la señora está desinformada.
Me extraña que a partir de agosto del 2014 todos los asuntos que tengo con Víctor Isla son ventilados sin mi autorización y se me investiga por esos temas. Todo esto tiene que ver con Isla.
¿Considera que Solórzano, quien antes fue su amiga, estaría utilizando el Congreso para venganzas personales?
Quisiera decir que nosotros, los funcionarios parlamentarios, no somos lacayos de ningún jefe de turno. Somos profesionales y se nos debe respeto, y ningún titular de alguna institución puede ver a la entidad como si fuera su chacra. ¿Por qué tengo yo que estar viendo publicados mis correos personales? ¿Por qué invaden mi intimidad? ¿Por qué violan mis comunicaciones con relación a Víctor Isla?