El tercer día de la huelga convocada por la Federación Médica se convirtió en un verdadero despelote, pues hubo desde una lluvia de huevos hasta presuntos secuestros, pasando por insultos y acusaciones de uno y otro lado.

El lío se armó desde temprano. Al promediar las 8 y 30 de la mañana, el ministro de Salud, Hernán Garrido Lecca, agitó con su presencia las aguas del Hospital Arzobispo Loayza uno de los nosocomios donde se concentran las protestas? cuando anunció el traslado de los pacientes que no eran atendidos por los galenos en huelga.

La presencia del ministro irritó a los médicos, quienes, en medio de pifias, abucheos e insultos, no dejaron de seguirlo y hostigarlo por todo el hospital, e incluso impidieron que ingresara a los pabellones.

Esto no pareció molestar a Garrido Lecca, quien vestía un traje oscuro y su infaltable chalina de motivos andinos, pero lo que colmó la paciencia del economista fue que los médicos impidieran que el ómnibus que desde temprano había ingresado al hospital pudiera trasladar a los pacientes.

"Hemos venido a rescatar a los pacientes, que han sido tomados de rehenes por algunos médicos cobardes del (hospital) Loayza", dijo indignado a la prensa mientras caminaba de la mano de una anciana "rescatada", a quien trasladó, junto a otros pacientes, en su propio vehículo.

"¡Loayza dignidad!", gritaban insistentemente los manifestantes, al tiempo que conminaban al ministro a retirarse del nosocomio, algo que finalmente hizo.

Cuando Garrido Lecca cruzaba el umbral de la puerta de ingreso, desde el tercer piso del hospital cayó un huevo que aterrizó justo a sus pies. Otro huevo ?esta vez cocido? impactó en un hombre de prensa, mientras que un tercero rozó en uno de los miembros de seguridad del funcionario.

Mauricio Ottiniano
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