Anahí Durand dejó de ser presidenta de Nuevo Perú (NP) después de que el partido de izquierda le diera dos opciones: Permanecer a la cabeza de la organización o continuar como consultora de la Presidencia del Consejo de Ministros.
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¿Su respuesta? Quedarse con el jugoso sueldo de 17.400 soles, que le otorga la segunda alternativa, en vez de continuar el trabajo político que, según se creía, era su vocación en el partido que fundó Verónika Mendoza.
Durand buscaba continuar en ambos cargos, pero sabía que su agrupación no iba a permitirlo. Precisamente, Nuevo Perú dejó claro que al planteársele las dos alternativas, Durand reaccionó poniendo su cargo a disposición. Ante eso, la Comisión Política del partido decidió separarla al considerar que la consultoría es incompatible con su rol en la organización.
Todo ello generó la incomodidad de Durand, quien no dudó en emitir un comunicado. “La Comisión Política ha definido que no es compatible trabajar en el Estado y ha decidido separarme del cargo (...). Acepto la decisión de Nuevo Perú y dejo un partido que ayudé a fundar pero que hoy ya no es útil a las clases populares”, dijo.
Pero eso no es todo. Acusó a la organización de haberse sumado al campo opositor que está “copado” por la derecha, “fungiendo de furgón de cola de la centro derecha”.
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También defendió su cargo actual y dijo que aceptó la invitación del primer ministro Aníbal Torres de nombrarla consultora de la PCM.