Proyecto sobre unión civil: Amor a derecho
Proyecto sobre unión civil: Amor a derecho

Amor entre personas del mismo sexo, una vida en pareja. Lo que es una realidad para muchos peruanos y peruanas resulta para otros inaceptable, si se consideran las reacciones que viene generando la iniciativa del congresista Carlos Bruce para legislar sobre la "unión civil no matrimonial" y garantizar para las parejas homosexuales derechos que los heterosexuales sí tienen.

Bruce gatilló así la reacción de la Iglesia católica y de muchos de sus voceros en el ámbito político. Sin embargo, el camino para su eventual aprobación –y que se convierta en ley- tiene por delante un recorrido largo y nada fácil. "Rompamos un poco los prejuicios. Puede ser que no nos gusten los homosexuales, pero ¿qué daño hace que una pareja viva su amor y reclame sus derechos?", afirma el autor de esta polémica propuesta.

UNION SÍ, 'MATRIMONIO' NO. Según explica el popular ex ministro de Vivienda, hay desinformación en el ambiente dado que su propuesta no está dirigida al reconocimiento del matrimonio gay, que derivaría en derechos respecto a adopción de hijos, sino que la unión civil garantiza únicamente asuntos patrimoniales y sociales. "Derechos a la herencia, al seguro social de la pareja y pensiones", precisa.

Así, quienes se acogieran a esta figura serían "compañeros civiles". El proyecto señala además que la pareja se deberá alimentos recíprocamente. Podrán además conformar una sociedad de gananciales. La norma contempla que los compañeros civiles reciban el mismo trato y derechos que un pariente de primer grado en sus visitas a centros médicos y sobre decisiones acerca de tratamientos de emergencia.

Sin embargo, la reacción de quienes se manifiestan en contra son elocuentes: "ofende la dignidad humana", sostuvo el martes 17 el arzobispo de Trujillo, Miguel Cabrejos. Días antes el cardenal Juan Luis Cipriani cuestionó a Bruce por pretender legislar a favor "de su propia opción". Como se sabe, la Iglesia católica defiende la institución del sacramento del matrimonio y la familia heterosexual.

Tampoco es la primera vez que la Iglesia se hace escuchar. En 1993, por ejemplo, el Congreso Constituyente Democrático discutió una enmienda constitucional que, en ese momento, se dijo iba a convertir la carta magna en una de las más liberales. En el debate sus detractores dijeron que la homosexualidad era una enfermedad. La iniciativa planteaba que el Estado garantice la unión homosexual, a la que se reconocerían derechos similares a los que emanan de un matrimonio. En 2010 un proyecto similar también corrió la misma suerte: se fue directo al archivo.

Tampoco es la primera vez que Bruce busca despeinar a la clase política con una iniciativa de este tipo. En 2010 presentó un proyecto sobre patrimonio compartido, pero al año siguiente este quedó encarpetado.

POSTURAS EN LA HOGUERA CONGRESAL. El 'proyecto Bruce' se debatirá en la Comisión de Justicia. Sin embargo, su presidente Juan Carlos Eguren (Partido Popular Cristiano) no se ha mostrado entusiasta: "No es un proyecto prioritario", sentencia. Según explica, este sería agendado recién en los primeros meses de 2014.

"Se está alentando un debate con mucho tiempo de anticipación. No hay que confundir la unión civil con el matrimonio con tradición, con base antropológica y célula básica de la sociedad y el Estado, sacramento que permite una familia y prole. Entonces, hay que separarlo radicalmente", explica Eguren.

"No tengo nada contra ellos, pero este debate es legal y jurídico", advierte por su lado Heriberto Benítez (Solidaridad Nacional), integrante de la comisión que verá este tema. El parlamentario introduce una reflexión constitucional: "La propuesta de Bruce debería ser tema de reforma constitucional porque es la carta magna la que establece, en su artículo 5 (capítulo de derechos sociales y económicos), que la comunidad de bienes sujeta al régimen de la sociedad de gananciales corresponde a la unión de varón y mujer, no define personas del mismo sexo", alega.

Así las cosas, según Benites, la unión civil no prosperaría "por ser inconstitucional". Y añade: "Nuestra sociedad no está preparada para recibir el impacto de una unión civil, que puede ser legítima pero hay una percepción de no aceptación". "No tengo una opinión clara", manifiesta cuando se le pregunta sobre cuál sería el sentido de su voto.

La frase "No soy homofóbico" es repetida por varios integrantes de la Comisión de Justicia. Aunque Bruce ha comprometido la firma del bloque aprista -Mauricio Mulder, Javier Velásquez, Luciana León y Elías Rodríguez- a su proyecto, además de su compañero de bancada Renzo Reggiardo, los otros grupos muestran escaso entusiasmo.

En Gana Perú, por ejemplo, las definiciones no están claras aun cuando la ministra de la Mujer, Ana Jara, lo apoya: "En el país no pueden existir temas tabús, menos en democracia", explicó. Vale recordar que el año pasado Jara aseveró, a título personal, que simpatiza con el derecho de adopción para las parejas homosexuales.

Por su parte, aunque la bancada fujimorista debate sus votaciones y cumple sus acuerdos internos, en este proyecto se aplicaría un criterio diferente. Según fuentes de Fuerza Popular, Keiko Fujimori habría anticipado que la unión civil cae en la categoría de "tema de conciencia". Es decir, se dejaría libres a los legisladores para que voten según su criterio. Como se sabe, este conglomerado cuenta con un grupo de pastores y miembros de comunidades evangélicas que se oponen a este tipo de reformas. Jesús Hurtado y Julio Rosas, este último miembro de la Comisión de Justicia, entre ellos. Otro fujimorista y militar en retiro, Carlos Tubino, se ha revelado como un enemigo declarado de la propuesta de 'Techito'.

Otro parlamentario ex uniformado, visiblemente saltón, añade: "Los países que llegaron a aprobar estas leyes son sociedades que han logrado maduración a través del tiempo y luego de un debate de muchos años. Aquí en el Perú, no es el momento oportuno", se justifica Octavio Salazar.

Para Bruce, la norma intenta dotar de equidad a las parejas no heterosexuales. Con su propuesta pretende "recuperar el derecho a la felicidad" de más de un millón de gays y lesbianas peruanos, asegura. Lo cierto es que, dentro o fuera del recinto parlamentario, los prejuicios deberían dar paso a un debate integral sobre la materia.

En todo caso, el viejo lema de los próceres republicanos - "Firme y feliz por la unión"- ha recobrado actualidad y ha sido apropiado por las llamadas minorías sexuales: sus banderas multicolores están ondeando y se aprestan a dar batalla por lo que consideran es parte de sus derechos. Esto recién comienza.