Sufrir estrés constantemente puede causar efectos negativos y enfermedades. Una de ellas es la culebrilla. Aunque empieza con un simple enrojecimiento e hinchazón, si no se trata pueden dejar serias consecuencias. Por eso, es importante identificarla a tiempo.
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Culebrilla o también llamada Herpes Zóster o Varicela Zóster es una enfermedad de la piel. Se trata de la reactivación del virus de la varicela que no es eliminado del organismo después de padecer la eruptiva. Esta enfermedad es altamente dolorosa, pues produce en la piel una serie de pequeñas ampollas y perjudica a los nervios de la zona afectada.
La activación del virus surge en las personas que ya tuvieron varicela en algún momento de la vida y que están pasando por situaciones de mucho estrés o que tienen el sistema inmune debilitado.
Esta enfermedad a comparación de la varicela, no es contagiosa, pero se recomienda no exponerse a personas que la padezcan, ya que inmediatamente se infectarían con el virus de herpes zóster. Eso quiere decir que la persona a quien hayan contagiado tendrá varicela por primera vez, no culebrilla. Por el contrario, a las personas que ya tuvieron varicela no les pasará nada.
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El primer síntoma suele ser una sensación dolorosa como de ardor, hormigueo, o picazón, generalmente en una distribución parecida a una banda o cinta ancha en un lado del cuerpo, como por ejemplo alrededor de la cintura, el pecho, el estómago o la espalda.
El dolor puede ser leve o intenso. Algunas personas sienten sobre todo picazón, mientras que otras sienten dolor fuerte al tener contacto hasta con las cosas más suaves como las sábanas o la ropa. Unas pocas pueden manifestar síntomas generales de una infección viral, como fatiga, fiebre y dolor de cabeza.
Después de varios días y hasta dos semanas después de que se sienten los primeros síntomas, aparece una erupción cutánea de ampollas llenas de líquido llamadas vesículas. Estas ampollas son similares a las de la varicela, pero aparecen en grupos en lugar de esparcidas por todo el cuerpo. La culebrilla puede afectar cualquier parte del cuerpo, incluso los órganos internos.
Para la mayoría de los jóvenes en buen estado de salud, las erupciones de la culebrilla sanan a las pocas semanas, el dolor y la picazón que acompañan las lesiones desaparecen y las ampollas no dejan cicatrices.
Las complicaciones del herpes zóster varían dependiendo de los nervios afectados. Por un lado, existe la neuralgia post-herpética (PHN, por sus siglas en inglés). Tal como lo indica su nombre, es la neuralgia que precede al herpes. Si bien las señales del herpes en la piel desaparecen, el dolor puede continuar, volverse crónico y durar desde semanas hasta varios años.
El dolor de la PHN puede causar depresión, ansiedad, insomnio y pérdida de peso. Algunas personas que sufren de PHN tienen dificultad en realizar sus actividades diarias, como vestirse, cocinar y comer. Hable con su médico si usted tiene alguno de estos problemas.
Otros de los problemas que perduran después que la culebrilla ya ha sanado son cuando las ampollas causadas por la culebrilla se infectan e incluso pueden dejar una cicatriz. Es importante mantener el área limpia y tratar de no rascar las ampollas. Si es necesario, el médico puede recetar un tratamiento con antibióticos.
Cuando la culebrilla se extiende hacia zonas delicadas como el oído o los ojos, puede tener consecuencias graves. Cuando se extiende hacia el ojo, puede provocar desprendimiento de la retina y ceguera. Cuando se extiende a los oídos, puede provocar sordera. En la cabeza, puede provocar encefalitis y parálisis facial.
La culebrilla se trata con medicamentos. Estos medicamentos incluyen antivirales y analgésicos (medicamentos para el dolor).
Evalúa darte la vacuna. Hasta el momento, solo existe una, hecha con una variante del virus sin virulencia ni patogenicidad. La vacuna activa la respuesta del sistema inmunitario y previene la reactivación del varicella zoster.
Come saludable. En un control sobre el tema hecho en Londres en 2005, las personas que comieron 3 piezas de fruta diarias y que consumían verduras de forma frecuente, tuvieron 3 veces menos probabilidades de enfermar con herpes zóster.
Evita el estrés. Entre otras consecuencias, el estrés afecta al sistema inmunitario. Esto crea un contexto favorable para la reactivación del virus.
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