Una alimentación balanceada durante la tercera edad, que incluya un buen aporte de frutas, verduras, lácteos descremados, carnes como el pescado, leguminosas y agua, contribuye a prevenir y retardar la aparición de ciertas enfermedades comunes en esta etapa.
Así lo afirma Mabel Vila, nutricionista del Programa Nacional “A Comer Pescado” del Ministerio de la Producción, en el marco del Día Nacional del Adulto Mayor, que se celebrará mañana domingo 26 de agosto.
La experta explica que en este periodo la persona es más propensa a ciertas deficiencias nutricionales debido a cambios fisiológicos, físicos y psíquicos por el paso de los años. Alguno de estos problemas son la pérdida de la masa muscular, enfermedades cardiovasculares, osteoporosis, Alzheimer y algunos tipos de cáncer.
De acuerdo a la tolerancia, Vila recomienda consumir con regularidad lácteos descremados, como la leche, el queso y el yogur, porque contribuyen a reparar los tejidos y las pérdidas de calcio en los huesos.
Asimismo, las fuentes de energía deben provenir principalmente de cereales integrales y frutos secos por el gran aporte de fibra, el cual contribuye a prevenir los problemas de estreñimiento.
Otro grupo muy importante de alimentos a considerar son las verduras de color rojo, naranja y verde oscuro, ya que aportan vitaminas, como el complejo B, la vitamina C, carotenos y licopenos, que son excelentes antioxidantes y contienen fibra dietética. Las frutas, en general, deben consumirse un mínimo de dos porciones al día.
Respecto al tipo de carne, se debe limitar el consumo de las rojas y optar por el pescado, por lo menos, tres veces a la semana, porque aporta proteínas, vitaminas, minerales y omega 3.
“Este grupo de grasa esencial posee un efecto protector del sistema cardiovascular, ayuda a reducir la degeneración macular, enfermedad que causa ceguera, y contribuye a prevenir el Alzheimer”, indica Vila.
Un aspecto fundamental durante esta etapa es una adecuada hidratación, a fin de prevenir estreñimientos. Por eso, se debe disminuir el consumo de té y café, beber agua pura hervida o refrescos naturales con bajo contenido de azúcar a lo largo del día y reducir las bebidas alcohólicas.
Durante esta etapa, además, se debe evitar alimentos procesados o con harinas refinadas y azúcares simples, como las golosinas, pasteles, productos de panadería, salsas o aderezos, y disminuir el consumo de sal.
También se recomienda realizar alguna actividad física por 30 minutos, por lo menos, tres veces a la semana.