Uno de los agravantes de la hipertensión, o presión alta, es el sodio. Mientras más sodio haya en el organismo, más difícil es eliminar el exceso de agua de la sangre.
Es por esto que la OMS ha publicado una directriz indicando que las personas deben ingerir menos de dos gramos de sodio por día, el equivalente a cinco gramos de sal de mesa. Además, los Estados miembros de la OMS han acordado reducir el consumo de sal de la población mundial en un 30% para el año 2025.
En la cocina, la ausencia de sal es difícil de imaginar. Sin embargo, usar el umami (glutamato monosódico, GMS) como sazonador puede ser una alternativa.
El GMS contiene un 12% de sodio en comparación con el 39% que contiene la sal. Dicha reducción significativa en el porcentaje puede ayudar a evitar males derivados de la hipertensión como paros cardíacos o accidentes cerebrovasculares.