¿Qué pasa si tomo alcohol y estoy tomando antibióticos?
¿Qué pasa si tomo alcohol y estoy tomando antibióticos?

El es una droga como cualquier otra, ingresa al tubo digestivo, pasa a la sangre y luego se traslada a los diversos sitios en donde genera sus efectos, principalmente al cerebro.

Al cabo de un tiempo se metaboliza (asimila) en el hígado para después perder su efecto. Los medicamentos atraviesan el mismo proceso. Al ingerirlos, pasan del tubo digestivo a la sangre y de allí a los sitios en donde tienen su efecto.

Se recomienda no mezclar alcohol y las pastillas porque hay algunos antibióticos que reaccionan mal con el alcohol.

Esto no significa que vayas a morir de un infarto o algo similar, pero probablemente lo pases fatal. Algunos de estos antibióticos severamente contraindicados son:

Metronidazol

Este antibiótico de amplio espectro se puede usar tanto para infecciones de las vías respiratorias como dentales o ginecológicas. Mezclado con alcohol puede provocar cólicos, náusea, cefalea, diarrea y alteraciones vasomotoras.

Tinidazol

Los médicos recomiendan no tomar alcohol incluso tres días más tarde de haber terminado el tratamiento con timidazol. Entre los síntomas de mezclar están malestar estomacal, vómitos, retortijones, cefaleas y transpiración excesiva.

Linezolid

El problema de este antibiótico lo comparten muchos otros. Mezclado con alcohol puede producir somnolencia excesiva, mareos y dificultad para concentrarse.

Existe la creencia de que el alcohol disminuye la efectividad de los . Aunque no es universalmente cierto, sí que puede ocurrir para fármacos como la doxiciclina, ya que este compuesto se metaboliza en el hígado al igual que el alcohol.

Eso significa que, si añadimos alcohol a un tratamiento con este antibiótico, nuestro hígado tendrá exceso de trabajo y la concentración del medicamento en el plasma de la sangre se verá rebajada, reduciendo su eficacia farmacéutica.