Es muy común escuchar sobre el acoso que sufren los niños y adolescentes en las aulas escolares y fuera de ellas. La tecnología ha abierto un nuevo frente en este tipo de agresiones pues muchas veces estas son grabadas, compartidas y viralizadas en las redes sociales, lo que potencia aún más el impacto y el daño que sufren las víctimas.
Si bien hemos escuchado sobre los signos de alerta que nos pueden ayudar a identificar si nuestro hijo o hija puede estar sufriendo de acoso escolar, ¿cómo saber si nuestro hijo forma parte de una dinámica de acoso desde el otro lado, es decir, si nuestro hijo está molestando a otros niños?
Mercedes Ortiz, psicóloga y docente de la facultad de Psicología de la Universidad Norbert Wiener, nos ayuda a entender por qué los niños o jóvenes pueden manifestar agresividad física o verbal con otros.
“El bullying o acoso es un hecho social que implica dinámicas de estatus y posicionamiento en términos de poder de un individuo frente al grupo. Los agresores suelen tener cierto estatus o popularidad dentro del grupo. Su popularidad es de tipo competitiva, intentando destacar sobre el resto y ser vistos como superiores a los demás. Por eso, mediante acciones de hostigamiento, humillación, burla o desprestigio, el agresor expone debilidades o asigna falta de valor social al ofendido”, explica Ortiz.
Sin embargo, estas conductas pueden ser corregidas pero es importante que el trabajo de los padres se complemente con el de la familia y la escuela. El primer paso es reconocer las conductas que indiquen que nuestro hijo es un posible acosador, tres de ellas son:
1. Agresiones físicas: recurre a los empujones y golpes en público y/o en privado.
2. Agresiones verbales: recurre a los insultos y menosprecios en público y/o en privado, pone sobrenombres.
3. Agresión psicológica: recurre a la intimidación, la amenaza y la persecución, utilizando señas, miradas o expresiones corporales.
Si estamos seguros de que nuestro hijo está molestando u hostigando a alguno de sus compañeros, Ortiz recomienda:
Actúe de inmediato: es necesario actuar una vez que estamos al tanto de la situación, así como también es importante conocer todos los detalles sobre los hechos de hostigamiento verbal o físico en los que nuestro hijo haya participado.
Exprese su rechazo absoluto hacia este tipo de conductas: hable con su hijo y deje muy claro que las agresiones físicas o verbales son inaceptables y que traen consecuencias.
Analice la situación: los chicos hostigan por varios motivos, inseguridad, falta de control de la ira u otras emociones o porque han estado expuestos a situaciones agresivas o de violencia. Hable con los maestros para identificar las situaciones en que se han producido los episodios de acoso. Entender que hay detrás de este tipo de comportamientos es importante para poder corregirlos.
Mantenga una buena comunicación: es necesario mantener una buena comunicación con nuestros hijos porque brinda confianza, de esta manera se puede tener conocimiento de cómo se sienten, cómo piensan y que está sucediendo en sus vidas.
Evite el castigo corporal: no es necesario hacer uso de los castigos físicos, ya que estos son, en muchos casos, contra productivos cuando se trata de acoso.
Fomente las disculpas: es importante que el niño asuma las consecuencias de sus actos, entienda que ha hecho daño y pida disculpas por eso.
Maneje adecuadamente los conflictos familiares: los conflictos dañan las relaciones afectivas entre los familiares. Es responsabilidad de los padres evitar o manejar los conflictos entre ellos, sin involucrar a los hijos.
Consulte a un profesional: si cree que sus esfuerzos no están dando resultados vale la pena consultar con un profesional que pueda evaluar al niño y ofrecer recomendaciones más específicas.
Finalmente, Ortiz nos recuerda que en estos casos la prevención es importante y posible. Hable con sus hijos, esté al tanto de su vida social, conozca a sus amigos, refuerce las buenas acciones y enseñe desde pequeño a tratar con respeto y amabilidad a las demás personas; recuerde que el ejemplo es el mejor maestro.