Vivir cerca a antenas de telefonía no serían perjudiciales para la salud, esto se trataría de un mito o leyenda urbana. Al respecto, el Dr. Mauricio León Rivera, director médico del Centro Detector del Cáncer y cirujano oncólogo de la Clínica Ricardo Palma, indicó que a la fecha no se ha demostrado científicamente que la radiación de las antenas telefónicas tenga alguna relación con el desarrollo de cáncer. “La radiación ha existido desde la prehistoria hasta nuestros tiempos. Nosotros mismos somos fuente de radiación, los aparatos tecnológicos que utilizamos producen también radiación” señaló.
TIPOS DE RADIACIONES
El galeno explicó que existen dos tipos de radiaciones: ionizante y no ionizante. La primera son las perjudiciales, solo se utilizan con medidas preventivas y controladas, como las radiografías, a los que no se puede estar expuesto más de cierto tiempo, pues estas ondas llegan a las células y afectan la estructura molecular del material genético de una persona y a la larga producirían cáncer.De otro lado, está la radiación no ionizante de mayor longitud de onda y de menor energía que procede por ejemplo de la radio, televisión, microondas y/o celulares, que no tienen la suficiente energía para modificar las moléculas de las células vivas, aunque tengan energía para generar calor.
Asimismo, mencionó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha efectuado varios estudios y ha recopilado más de 2,500 sobre este tema, los cuales indican que no hay evidencia o relación entre las antenas y el cáncer, calificando a los celulares dentro del grupo 2B que significa “indicios de generar algunos tipos de cáncer en animales de laboratorio” no en humanos, así como el café o el aloe vera que caen en esta categoría, en la categoría 2 a que significa “probables cancerígenos según estudios en humanos y animales” están por ejemplo las carnes rojas, estufas de carbón o los turnos nocturnos y entre los agentes de categoría 1 que si están confirmados en humanos se incluyen la carne procesada, polvo de madera, píldoras anticonceptivas, alcohol, tabaco, radiación solar, asbesto o la combustión de motores diésel por ejemplo.
El único efecto demostrado de la radiación no ionizante es el calentamiento de los tejidos. Es decir, el aumento de la temperatura en la zona cercana al aparato, pero ello no tiene efectos mayores ese calor, dijo, puede ser absorbido por los tejidos que están más cerca de donde se sujeta el teléfono aunque se recomienda alejar siempre a los niños de los celulares ya que son más vulnerables a estos campos electromagnéticos y cuando sea posible utilizar con auricular, bluetooth o el “handsfree”.
De otro lado, mencionó que en cuanto a los estándares internacionales que establecen un rango en el manejo de la radiación no ionizante, en el Perú se maneja al estándar mínimo.