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Angie y Jhostyn Salazar se levantan todos los días muy temprano. A sus cinco años, ambos deben ir a su escuela, la Institución Educativa Inicial 357 “Los niños de Montessori”, del distrito Túpac Amaru Inca. Pero si las clases inician a las 8 de la mañana, ellos llegan siempre media hora antes. ¿Para qué? ¡Para jugar al máximo! Desde que Camisea construyó el nuevo local, con zonas de juegos, amplios salones y espacios recreativos que mejoran la psicomotricidad, no piensan más que en comenzar el nuevo día.
MEJORAS EVIDENTES
¿Dónde funcionaba antes el colegio? En un local comunal prestado por los vecinos. Allí, tres ambientes eran utilizados como salones. El nuevo centro ocupa 1.179 metros cuadrados, las aulas se encuentran debidamente implementadas, tiene tópico y áreas verdes y todo lo necesario para un desarrollo adecuado.
Angélica Acosta, directora del plantel, afirma que la nueva infraestructura ha significado un cambio total en muchos aspectos: los niños asisten entusiasmados, llegan temprano y las mejoras permiten no solo trabajar diversos talleres, sino también llevar a cabo dinámicas como sembrar plantas, lo que ayuda al desarrollo cerebral de los niños.
EL COMPROMISO DE LOS PADRES
Los papás también están felices por las mejoras y se sienten alentados a llevar a sus niños a la escuela. Tanto es así que si hace tres años las profesoras tenían que salir a las calles a convencer a los padres para que inscriban a sus hijos, al inicio del año escolar 2018 la asistencia pasó de 9 a 90 niños; y no pueden recibir a más por falta de capacidad.