Ángel E. Ibarguren Buendía (Lima, 1984) es comunicador, periodista y magíster en Administración. Ha publicado los poemarios “Espiralsur” (2001), “Exijo un boleto para arar la tierra” (2003), “Bisiesto cría ronsocos y Conspiración de la ceniza” (2004), “Osario” (2005), “El nuevo libro de inventarios, cuentas y un poema compuesto por A. E. Ibarguren entre los años 2005 y 2021 (2021)” y “Summa Fallaciloquao Tiresias at the beach sin vermú, bai G. Urenibar” (2023). Los dos últimos libros fueron editados por Lluvia editores que dirige Esteban Quiroz Cisneros. El poeta Ibarguren obtuvo menciones honrosas en el Premio Poeta Joven del Perú (1999) y en el Premio de Poesía José María Eguren (2005).
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Libro de inventarios
“El nuevo libro de inventarios, cuentas y un poema compuesto por A. E. Ibarguren entre los años 2005 y 2021″ (Lima, 2021) sorprende desde el extenso título que sugiere y orienta la lectura. Es un libro objeto muy bien editado. Es integrador de artes desde las espléndidas obras del pintor Rubén Saavedra Cobeñas, incluyendo la partitura “Poema para piano solo en sol menor”, del reconocido músico Carlos Paredes Abad. Es un trío de poesía, pintura y música. He ahí su insularidad dentro de nuestra poesía nacional excesiva en coloquialismo y tono conversacional.
El tiraje fue limitado con 257 ejemplares. Corresponde a la élite lectora valorar el tiraje desde calidad editorial y la concentración de contenido y amena forma. Con versos concretos y ágiles, causa intriga en su mensaje, poesía limpia de versos cortos y libres. Su contenido humanista en variadas facetas supera la impronta, pues sus imágenes literarias bajan de relieve, y ceden accesibilidad al lector, opta por el orden del lenguaje y de la moral. Evita la dependencia ideológica. Es libre en forma y fondo.
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Son poemas sencillos pero profundos, versos cultos que, a veces, ameritan una segunda lectura. Hay madurez en el uso del idioma que rinde tributo al buen uso-huso. Los versos están vivos en el dato escondido, en el intratexto oportuno, en la oblicua reflexión que nos sugiere interpretación. Provocan interés y entendimiento. Revisemos el poema: Ayer salí de mí para encontrarme. / Encaramado a horcajadas en un huerequeque, /atravesé cebadales ebrios de abandono, /una realidad suturada con promesa canas/y el vecindario,/impreciso, /de mi infancia (p. 46). El poeta se busca así mismo, pero reconoce a la naturaleza que lo circunda ante la cual, como hombre común, se sabe pequeño ante el infinito como confiesa en los siguientes versos: Cual aprendiz de peregrino,/que aún extraña su libro de inventarios,/eché a andar./Llevaba sobre el hombro/un costal rebosante de yerros y amargura;/y, en el entrecejo, /el signo lacerante del retorno (p. 47). Los títulos de los poemas anuncian la estructura de un libro académico o de investigación y no estrictamente de creación, he ahí el uso intencional de la ironía: ExLibris, Advertencia, Prefacio, Proemio, Sumario, Poema, Epílogo, Posdata, Apéndice, Anexos, Notas, Bibliografía, Glosario, Biografía, Sumario extendido, Páginas de cortesía, Colofón, e incluye Fe de erratas.
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Summa
El libro “Summa fallāciloqua, o Tiresias at the beach sin vermú, bai G. Urenibar” nos sugiere desde la palabra summa (del latín summa) que une saber, realidad y citas culturales. Es una adición del cálculo de discurso engañoso para el mensaje sugerente nombrando a Tiresias, quien fue el griego considerado como el adivino más poderoso de quien se cuenta que Zeus le otorgó la videncia después de que Hera, su mujer, lo encegueció. Aunque en otro idioma, indica de Tiresias en la playa y sin el vermut. En el mismo título aparece la lengua “bai”, de origen tibetano.
Este también es un libro objeto pulcramente editado. Como el anterior, une a las artes, en esta oportunidad con las pinturas Álvaro Barrera Godomar y un poema sinfónico “Con Gutenberg en Lobitos” por el músico Carlos Paredes Abad (se puede apreciar en www.youtube.com). El poeta mantiene la praxis integradora de unir poesía, pintura y música. Por lo tanto, ambos libros son parte del proyecto poético individual de Ángel E. Ibarguren.
Contiene 49 poemas con títulos que son sustantivos y, a veces verbos explicativos de la conducta humana, son denominaciones subrayadas (palabras claves), de sugerencia “borrar”, de modo que se puede prescindir de estos y dar una lectura general y obtendríamos un solo canto.
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El poeta usa el lenguaje con solvencia y como tributo a otros peruanos experimentales (Vallejo, Oquendo, Ramírez Ruiz, Verástegui, entre otros) e innovadores de los paratextos. Es una poesía no común, aceptable y plausible de un autor peruano que viene publicando varios libros de poesía, e incluso por su formación y ejercicio profesional publicó “El Banco de la Nación acompaña la vida cotidiana de los peruanos” (2008).
Este poemario es trascendental por el horizonte que se descubre en los textos extensos y sobrios. Revisemos un fragmento del poema “Alegría”: Socorrido por una nutria despojada de su piedra/(sentada frente a una Remington 33 color comisaría), /M. Foucault diseccionaba el neutrino con la cucharita de cristal que trajo de Zabriskie Point,/Amargosa Range, Death Valley, California (p. 14).
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