Falleció el primer vicepresidente del Congreso, Hernando Guerra García, en Arequipa, debido a una lamentable descompensación. Fue trasladado a una posta de salud y sin conocer los detalles sobre la atención que recibió en esos momentos postreros, podemos avanzar algunas percepciones derivadas de nuestra realidad de salud pública. En general una posta alejada de la capital, no cuenta con el personal y las medicinas indispensables, la presunción es que esa posta carecía del mínimo necesario para salvar una vida en urgencia. A Hernando Guerra García le esperan las ceremonias y homenajes que su investidura impone, pero su penoso fallecimiento debería motivar la atención, por un momento, en el significado de la Atención Primaria de Salud, tan descuidada desde los pavorosos días de la pandemia cuando dejó de funcionar siendo el principal nivel asistencial del Sistema Nacional de Salud. Núcleo principal, el más cercano al poblador sin recursos para ir a una clínica particular. La Organización Mundial de la Salud la define como “el eje del sistema de salud y parte integral del desarrollo socioeconómico general de la comunidad. Que lejos estamos de este ideal, nuestros políticos solo piensan en grandes hospitales que no pueden levantarse en cada poblado donde la pobreza deja su estigma y abandono. Las postas de salud deben ser accesibles y eficientes, sin barreras geográficas, administrativas, monetarias, culturales, garantizar una asistencia con cercanía y prontitud. Que la partida de Hernando Guerra García, llegado en emergencia a una posta de salud pública, permita un reclamo póstumo para que todos los peruanos afectados por un accidente puedan manejar la incertidumbre y el tiempo con un sistema de salud que piense en los desamparados. Condolencias para su familia y para Fuerza Popular que lo acogió. Nano Guerra descansa en paz.

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