Alonso Cueto: “Una mujer, si es interesante, puede ser una aventura infinita”
Alonso Cueto: “Una mujer, si es interesante, puede ser una aventura infinita”

Gustavo Rey, un exitoso empresario que está cansado y aburrido de vivir con su esposa, se enamora de su joven y atractiva secretaria selvática y decide divorciarse para casarse con esta. Para su sorpresa, la mujer acepta el pedido, pero no sabe que esta hará hasta lo imposible para evitar que la deje por su amante de turno.

Espías, policías, trampas, habladurías, sexo, venganza y traiciones son algunos de los condimentos que utiliza  para retratar algunos de los aspectos de la sociedad limeña en su nueva novela titulada La segunda amante del rey (Literatura Random House, 2017).

De este modo, el reconocido narrador peruano deja descansar las historias relacionadas con la guerra interna, como lo hizo con La hora azul, La viajera del tiempo y La pasajera, para centrarse en historias más íntimas y cotidianas que ocurren en la capital.

“La ciudad de Lima me fascina. Está tan llena de contrastes, con tantos inmigrantes, tantas razas, tantas lenguas. Es una ciudad ideal para un escritor. Lima siempre ha sido para mí un escenario porque me interesa ver cómo vivimos como grupo social”, señala el autor.

“En la novela, aun cuando la ruptura de la relación, del matrimonio, sea un hecho tan traumático, la esposa busca conservar las apariencias, ese disfraz social que es una manera muy limeña que siempre me ha parecido fascinante”, añade el escritor sentado en el sofá de su casa en Miraflores.

¿Por qué seguimos siendo una sociedad conservadora y nos ponemos máscaras para disfrazar la realidad? 

Lima es una ciudad con una historia colonial muy vasta. Durante la Colonia, Lima era una ciudad poderosísima y muy opulenta. Era el centro político y económico. Ser virrey del Perú era un rango de enorme prestigio. Y, bueno, en ese mundo donde existe el poder, también existe el disfraz, la apariencia, la sustitución de rostros. Todo eso, de alguna manera, ha sobrevivido hasta hoy. Tú ves en las páginas sociales de los diarios que todos están felices, bellos, ricos. Y ahí está lo que yo creo que es una farsa, la farsa de la sociedad.

Y el chisme es otra característica de nuestra sociedad... 

Sí. Hay dos frases muy repetidas entre nosotros: “Nadie sabe lo de nadie” y “Al final to do se sabe”. Como vivimos en este mundo de apariencias, en el que todos parecen felices, los chismes tienen más fuerza, porque son el correo clandestino en el que se dice la verdad. Entonces, frente a la apariencia, el chisme es la revelación del secreto. A veces, el rumor es tomado como una fuente de confianza mayor, puesto que las versiones oficiales no dicen la verdad. En general, vivimos en una cultura donde se ocultan las cosas.

¿Usted cree, como le ocurre a Gustavo con su amante, que uno se puede enamorar a primera vista? 

En Aristóteles hay la idea de que la vista es un vehículo de comunicación directo, fulminante. De ahí viene la idea del amor a primera vista. Pero creo que el amor, la ilusión del amor, la fantasía del amor, es un misterio. El amor genera una transformación radical de la identidad de una persona. En la Edad Media había un santo especial encargado de consolar a la gente que se enamoraba porque el amor era considerado una aflicción. Entonces, me parece que esta novela es una historia de amor, como dices tú, y es una historia de crímenes. Y el amor y el crimen tienen relación. Enamorarse de verdad es un crimen, porque supone una alteración del orden normal de una sociedad, de una comunidad. A mí me interesó siempre esta transformación porque cuando uno se enamora no sabe ni quién es.

La relación de estos amantes, que son de estratos tan distintos, parece más una ilusión o una fantasía que un enamoramiento... 

Ese hombre de la clase alta, de San Isidro, se enamora realmente de una chica joven de la selva, de Tarapoto, y está dispuesto a dejar a su mujer por ella. Una de las características de la sociedad limeña de los últimos años es que el mundo de los inmigrantes, de la clases media y baja, ha sufrido transformaciones. Ahora hay mucho más aspiraciones por escalar y lograr una mejoría en su situación económica y social, por lo cual, en cierto modo, ya no estamos en una sociedad tan estancada en compartimentos, como hace 50 o 100 años. Antes, estos dos personajes seguro tendrían una relación clandestina. Pero hoy día me parece que ya es posible que haya una presencia mucho más notoria. Eso es algo que también me fascina.

Otro asunto que retrata en su novela es la rutina de pareja, la costumbre, el aburrimiento, y lo refleja en este hombre que decide divorciarse porque se cansó de su esposa, ya que parece haber visto la luz en una joven... 

Hay un llamado de las sirenas, como en el episodio de La Odisea, de las mujeres jóvenes a muchos hombres que se sienten tocados por una especie de gracia. Es algo que suele pasar en algunos casos. Mira, yo creo que un matrimonio tiene que ser una aventura permanente. Hay que buscar la aventura dentro de la rutina. Cada día el matrimonio es un acto de creación. Lo que no puede pasar es que los esposos se dejen someter a las costumbres, a la rutina, a las repeticiones. Cada día hay que inventar una conversación, una salida, una nueva película, algo que permita seguir explorando. Una mujer, una misma mujer, puede ser, si es interesante, como yo tengo la suerte de tenerla, una aventura infinita. Todos los días hay algo que descubrir, algo que revelar, algo que compartir y hay algo que crear con base en esa relación. Claro, lo más fácil puede ser dejarse llevar por el fulgor de las sirenas de Ulises, pero creo que más interesante es persistir en la aventura dentro de la rutina, dentro de la vida cotidiana y con una misma. Parezco un consejero matrimonial, no pensaba hablar de eso (sonríe).

¿Usted cree que hay mujeres que de verdad planean todo con tal de que el esposo deje a su amante? 

Mira, el origen de esta novela surge de una reunión. Una señora, quien parecía la más conservadora, dijo: “Si mi marido tuviera una amante, si tuviera una novia, yo contrataría a alguien para que la sedujera”. Y lo dijo con toda naturalidad. Y esa es una frase que se quedó en mí. Entonces, todo es posible. Sí es posible. Yo creo que los escritores tienen el deber de explorar los límites de lo posible y más allá. Los personajes a veces se sorprenden de las cosas que hacen y uno se sorprende al verlas hacer. Lo que no puede pasar es que un personaje siga las reglas, las buenas costumbres; todos los personajes interesantes son los transgresores, los que rompen las reglas.

¿Qué proyectos tiene ahora en mente o que esté avanzando? 

Tengo un proyecto de novela sobre La Perricholi. Me interesa mucho el personaje de Micaela Villegas, me fascina. Era una mujer de un origen relativamente humilde que se impone a su época, a su sociedad, a su ciudad, en el siglo XVIII. Logra convertirse en una figura social. Me interesa abordar su mundo privado.

PERFIL 

Alonso Cueto

Escritor (63)

Nació en Lima en 1934. Es periodista, narrador y docente universitario. Ha publicado cerca de 30 libros, entre cuentos y novelas, y ha obtenido varios premios.

CIFRAS

2005 ganó el Premio Herralde por su celebrada novela La hora azul.

2015 se estrena la película Magallanes, inspirada en su novela La pasajera.

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