Chabuca Granda tocando guitarra, año 1966. (GEC Archivo Histórico)
Chabuca Granda tocando guitarra, año 1966. (GEC Archivo Histórico)

Chabuca Granda cumple hoy 100 años y está más viva que nunca. Desde su inmortalidad, celebra orgullosa su vigencia y además una obra que ha trascendido al tiempo, las modas y a esas tendencias que muchas veces llevan al olvido a las cantautoras. Pero a ella, no hay quien la saque de ese merecido pedestal que se forjó a base de talento, y de una valentía que le sirvió para imponerse en un mundo, en el que la mujer, era poco o igual que una figura decorativa.

Isabel Granda Larco vivió como quiso, escribió sin los parámetros que la tradición obligaba y se atrevió a cantar sabiendo que su voz era discreta, pero eso sí, “afinada”.  Tampoco era de darse ínfulas, aunque tenía todo el derecho y la magia . “Yo soy letrista, a pesar de que tengo algunas ideas poéticas. Vivo y siento como un poeta, pero sé que no soy uno de ellos. El poeta tiene la sorpresa del ingenio”, declaró alguna vez marcando humildemente distancias,

Chabuca escribió sobre esa Lima que se despedía inexorablemente para dar paso a la modernidad y el desorden. También inmortalizó a entrañables personajes como doña Victoria Angulo, “La Flor de la Canela” y José Antonio de Lavalle y García, “un chalán elegante y garboso”. Pero también en “Cardo y Ceniza”, reflejó el amor no correspondido de Violeta Parra por un hombre más joven, mientras que para Juan Gonzalo Rose le dedicó “Un río de vino”, como una suerte de homenaje para aplacar sus penas.

Pero ya es hora de escuchar a Chabuca Granda, una dama de fina estampa. ¡Qué vengan 100 años más!