Cerro de Pasco aparece en el relato “Resistencia en la calle Lima”, como villa andina, colonial y, con la minería, también cosmopolita.
Cerro de Pasco aparece en el relato “Resistencia en la calle Lima”, como villa andina, colonial y, con la minería, también cosmopolita.

David Elí Salazar Espinoza (Cerro de Pasco, 1963) estudió en la Universidad Daniel Alcides Carrión de Cerro de Pasco. Tiene dos maestrías, una por la Universidad Nacional Enrique Guzmán y Valle “Cantuta” y la segunda, también con doctorado, por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Fue docente en la Universidad Daniel Alcides Carrión. Ha publicado, entre otros libros, “Destinos inciertos” (1998), “La noche infinita” (1999). “Proceso de la literatura pasqueña” (t. 1, 2014) y (t. 2, 2016) y “Destinos inciertos” (2017). Es coautor de “Tradición oral de la provincia de Pasco” (t. 1 y t. 2, 2020) y su libro de cuentos “Al filo de la muralla” (2021). Calificado en RENACYT (Nivel VII). Becario al país de Israel (2010). Actualmente es el vicerrector de Investigación de la Universidad Nacional Autónoma Altoandina de Tarma.

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Al filo de la muralla

El mismo título del libro pertenece al cuento inicial. En este, en el escenario se escucha el canto del gorrión andino y enriquece el argumento. Con evocación a la persona que inspira la historia, entre juventud e inicios de lecturas que se interrumpen cuando ella viaja a la capital y fallece. El sujeto narrador evoca “casi todos los días alargábamos lentamente los pasos como despidiendo la ciudad, ante nuestros ojos aparecían esas calles desoladas, donde una treintena de casitas pequeñas, maltrechas y alicaídas se sostenían a las justas en una lucha infernal con el tiempo” (p. 15).

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Los Cadis

En este cuento se diferencian las clases sociales. El niño Marcelino, que se asombra ante el barrio “Bellavista”, llevaba ropa hasta las lomas de la Garga y cruzaba el grifo Montecarlo y se asombraba ante canchas de golf, veía grupos de adolescentes y los gringos. “Se me acerca, me da una bolsa similar, un poco más pequeña y me dice: ‘¡Toma!’, y sin querer cargué la bolsa como hacían los otros niños para seguir al gringo con dirección a las canchas de golf” (p. 29). Un día perdió Patrick Johnson, pero Víctor ganó experiencia durante cuatro años. “A partir de hoy, todos los domingos me ayudarás en la carnicería, le indicó su tío materno” (p. 43).

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Resistencia

Cerro de Pasco aparece en el relato “Resistencia en la calle Lima”, como villa andina, colonial y, con la minería, también cosmopolita. En la trama, Serafín “Shera” Prado defendió su historia familiar, hasta salir de esa morada. “Cuando el superintendente se juntó con los directivos de la minera y decidieron suspender indefinidamente el proyecto del Plan ‘L’, aplazaron la compra de las demás casas a los propietarios…” (p. 68). Se refleja la condición social cuando se lee que no todo está bien en los asientos mineros. Así, por ejemplo, en la narración “El casa verde” se constata la búsqueda de trabajo y evidencia la no concordancia del status de sus habitantes como en este testimonio. “Nos llevaste a la estación del tren y allí compramos los boletos para irnos a Huarón. Partimos en un vagón pequeño y en el trayecto empezaste a contarnos sobre la majestuosidad de los bosques de piedra de Huayllay. Llegamos a la residencia de San José y luego caminamos a Huarón” (p. 77).

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Minería en el ande

“Al filo de la muralla” consta de nueve cuentos, en los cuales se expone las adversidades en el sector minero, recurre a la memoria y cuestiona los roles sociales de los personajes que combina con cierta ironía y nostalgia. La narrativa de Salazar Espinoza presenta a través de la mayoría de sus personajes los reales discursos desde y fuera del socavón; las imágenes no solo describen, sino que conmueven en ese universo minero. Al continuar las pautas narrativas se encuentran los textos en cuanto el sujeto narrador observa y capta extendiendo el relato. Entonces, mediante la escritura lineal y otras técnicas narrativas, nos enteramos de la vida andina-minera y del trabajo cotidiano en otros y distintos oficios.

Social. El uso de los apodos se nota más en el texto “Nunca mires la braga de tu mujer”. Se identifica a “cachudo”, “¡He estado con tu mujer, todavía seguirá puesto el calzón amarillo que luce en su cuerpo!” (p. 86). Con acierto literario usa el aforismo para advertir que “a la mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa”.

Terminó golpeado el atrasador Emilio; fue golpeado por Encarnación. En otro relato el personaje “barrendero” sufre de neumoconiosis en los pulmones. Lo encontraron durmiendo a pierna suelta, el jefe lo recriminó y amenazó que era la última oportunidad. El personaje “Cau-cau” fue indiferente por cuanto sufría de sordera. En este caso, la escoba barre toda discriminación. “El viejito cau-cau” era natural de Cuchis.

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Mixtura temática

En el cuento “Inundación de la mina en el nivel 21″ (p. 105), los obreros y la patronal no tienen acuerdo, y va la huelga indefinida de tres meses. Asesinan a Tomás Miranda. El autor es solidario en el texto “Al encuentro con el maestro” (p. 127). El tranvía lo conduce a Luis Pajuelo Frías al nosocomio huancaíno. Está su testimonial en registros en diferentes horarios del mismo día. Concluye el libro con “Cirila” (p. 137), en el cual une amistad, intercambio de ideas y propuestas desde las redes sociales. Tratan sobre la recuperación de Patarcocha, ella usa lenguaje no verbal desde Honduras. Elías la visita a Tegucigalpa y encuentra a Cirila muda. Hay que leerlo.

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