Para Emanuel Soriano, la disciplina es el componente más importante en la evolución de un artista. Hoy, junto a Daniela Trucíos, Sandro Calderón, Brian Cano y Luis Miguel Yovera, presentan ‘Desaparecidos’, de Jorge Bazalar, bajo la dirección de Leo Cubas, del 17 al 20 de agosto en el Nuevo Teatro Julieta.
En conversación con Diario Correo, el actor; que tiene una sólida experiencia en cine, teatro y televisión, nos habla sobre reflexión que nos trae esta historia y del poder transformador del teatro en su vida.
‘Desaparecidos’ se remonta en épocas bastante difíciles en el país. ¿Cómo piensas que la obra puede servir como herramienta para hablar de situaciones complejas de nuestra realidad?
Creo que la obra ‘Desaparecidos’ es un gran reflejo de una época muy difícil del conflicto armado interno y del terrorismo en nuestro país. Considero que ayuda mucho a entender estas heridas profundas y complejas que tiene nuestro país, donde se vislumbra también el racismo, el abuso de poder, la violencia política, y también la humanidad que detrás de todos estos juicios y prejuicios que ha habido y que son también motivos por los cuales se detonó toda esta época de conflicto armado interno y el terrorismo que ocurrió en nuestro país. Así que, creo que de todas maneras funciona mucho. Para entablar diálogo, para que muchos jóvenes que no conocen mucho nuestra historia tengan la curiosidad de investigar y puedan sacar sus propias alrededor de todo lo que les detone la obra.
¿Qué lugar deberían ocupar temas vinculados con la política o la crítica social en el teatro?
Debería ocupar un lugar importante, uno de los primeros lugares, poder hablar de nuestro país. De todas maneras, siempre va a generar polémica temas como los que de repente se tocan en ‘Desaparecidos’, pero está bueno porque eso nos permite comunicarnos, entablar relaciones, vínculos, saber cuál es la opinión, la postura de cada uno y por qué piensa tal cosa. Es necesario escuchar a todos para encontrar un discurso en común o saber cómo dialogan nuestras perspectivas de la historia.
¿Cuál fue tu percepción cuando leíste el texto?
Me gustó mucho por la manera como ha escrito Jorge Bazalar esta obra. El lugar que le da a cada personaje. A mí me toca interpretar al militar y otro personaje que es totalmente opuesto al militar y eso también me parecía interesante como trabajo. Y, sobre todo darle humanidad a cada uno de los personajes, y más aún un militar que muchas veces está estigmatizado, porque no se ve lo que hay detrás de esa formación militar. Ese ser humano, también tiene una familia y también ha tenido que cumplir órdenes, que de todas maneras no justifico, pero que debe haber sido muy difícil.
¿Qué factores intervinieron para que te decidieras ser actor?
Como digo siempre, la actuación fue algo que me escogió a mí de alguna manera, no que yo la escogí necesariamente, pero, de todas maneras, si necesariamente también, porque es un espacio, un lugar en el que me permite crear con naturalidad, con una organicidad y lo disfruto muchísimo. Y bueno, creo que yo fui aceptando este oficio por la confianza que me dan mis maestros, mis compañeros al verme.
¿Tu familia tenía relación con la actuación?
De alguna manera mi hermano, pero porque actuaba en el colegio, fue muy particular porque él luego estudió Ingeniería de Sistemas. Yo estudié Comunicación Audiovisual y en paralelo actuación, pero años después él a sus más o menos 30 años, decidió estudiar actuación. Entonces ha sido interesante porque él me ha inspirado a mí y luego yo lo he inspirado a él. Ha sido como una retro inspiración.
¿Talento o esfuerzo? ¿Qué consideras que tiene más importancia?
Me quedaría una palabra que siempre uso de alguna forma que es la disciplina. Creo que hay muy buenos actores que de pronto no necesariamente son tan talentosos, pero llegan a convertirse en grandes talentos por la disciplina y el esfuerzo que tienen para poder realizar esta increíble labor. Tener talento es buenísimo, pero también no hay que confiarse y hay que saber cultivarlo.
¿Qué explora el teatro qué te gusta hacer?
Lo genial del teatro que convergen muchas artes dentro del escenario. Está la parte física, la parte de la voz, poder experimentar nuevas habilidades. De pronto te invita un personaje a poder explorar dentro de ti, ¿qué le puedes dar tú a ese personaje? Encontrar como una simbiosis entre el personaje, lo que propone y lo que trae el actor. Creo que eso es lo genial de la exploración y, de todas maneras, una parte que me apasiona y me encanta es la investigación que se tiene que hacer en todo sentido, tanto de la historia, tanto de la época, tanto como de los personajes, de sus entornos y todo lo que lo que envuelve para poder crear esta historia y crear los personajes.
Hace unos meses presentaron la obra ‘Autorretrato’, cuyo texto fue escrito por ti. ¿Cómo sientes que la gente ha recibido esta historia?
Me agradó mucho porque si bien de alguna manera yo escribí este texto movilizado por todo lo que pasó en nuestro país después del 7 de diciembre del año pasado, lo que quise contar fue una historia donde un hombre está buscando a su hija después de haberse quedado dormido 30 años, se despierta en un país en donde no lo reconocen, y luego está una documentalista, buscando a su padre. ¿Cómo continuar en un país que de pronto muchos no son reconocidos? En todo sentido, en sentido de identidad nacional, de raza, el mismo hecho de identidad al nacer porque muchos padres abandonan a sus hijos y existen muchas madres solteras. Entonces, la oportunidad de creer como nación a través de la unión que puede existir. Y una crítica definitivamente creo que la gente lo tomó bien porque más allá de lo político, creo que es un pretexto de alguna manera también para hablar de nuestros vínculos, porque finalmente es la historia de un padre buscando a su hija y de una hija buscando a su padre. Creo que eso fue lo que conectó.
¿Te veremos dirigiendo en un futuro?
Definitivamente sí, me encantaría. Muchas veces ya he tenido algunas experiencias desde otros ámbitos a nivel de dirección, pero sí creo que los años me vienen preparando para hacer eso. Creo que uno también va adquiriendo mucho conocimiento, observando, viviendo, explorando para poder llegar a la dirección.
¿Qué otros proyectos tienes pendientes para este año?
Por lo pronto, tengo un par de proyectos. Uno es ‘El cuerpo de Giula-no’, una obra de teatro basada en el libro homónimo de Jorge Eduardo Eielson, dirigida por Zammy Samayoa, con Gisela Ponce de León, Miguel Dávalos y Albert García en el Centro Cultural de la Universidad de Lima. Y, por otro lado, una obra que es una versión de ‘La Gaviota’ de Chejov, dirigida por Claret Quea, quien fue el director de la obra que escribí, ‘Autorretrato’, y la vamos a hacer en Selina, en Miraflores, en octubre, también estará allí Gisela Ponce de León, Amaranta Kun, Sylvia Majo y Fausto Molina.