Catacaos, tierra de artesanos, espera recibir más de 20 mil turistas en esta Semana Santa considerada desde hace 6 años como Patrimonio Cultural de la Nación, llegan de toda la región, del Perú y del extranjero, especialmente del Ecuador.
Ayer en una escena muy patética se realizó la celebración y procesión del Cristo Nazareno, que tuvo como punto culminante el “Despedimiento”, donde Jesús se despide de su madre.
Para hoy Jueves Santo, es la rememoración de la Última Cena donde tiene papel importante la “Depositaria”, quien luego de los actos religiosos y cívicos, ofrecerá los “siete potajes” a base de carne.
Mañana en el día central de la festividad, le toca la oportunidad al “Doliente”, quien recibirá las insignia de duelo, por la muerte de Jesús y además de ofrecer los “siete potajes” a base de pescado, incluida la Malarrabia, seguirá el recorrido procesional del Cristo Yacente.
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HISTORIA
Los estudios etnográficos nos enseñan que nuestra Semana Santa tiene un alto contenido tradicional, autóctono, nativo y popular, esa fe religiosa que nace de un sentimiento luminiscente y de la veneración al Santo Cristo.
“El pueblo conserva su fervor a través de unas de las instituciones más lejanas en el tiempo, como son las Cofradías Juradas del Santísimo Sacramento y del Santo Cristo que fueron fundadas desde la conquista. Cuenta la historia, fue en 1547 con Pedro de la Gasca que se dan los primeros pasos para la Celebración oficial de Semana Santa en tierras Cataquenses, siendo la primera y la más antigua del Perú y América del Sur”, señala el historiador Lelis Rebolledo.
La Semana Santa es brotada en el seno de la Comunidad Campesina San Juan de Catacaos, cuando por primera vez llegó Juan Pizarro junto con el fraile Juan Sosa e hizo la primera Misa en estas nobles tierras de la cultura Tallán.
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DEPOSITARIAS
“Así la Cofradías Juradas se convirtieron en los organismos tutelares de raíz campesina depositarías únicas de nuestra religiosidad la que se conservó apoteósica y majestuosa hasta nuestros días. Las cofradías con sus Procuradores mantenían latente la fe del pueblo y en sus creencias. asimismo se preservan hasta ahora la adoración a San Dimas, que antes anduvo errante de Procurador en Procurador”, señala Rebolledo.
En está idiosincrasia religiosa nacieron los Depositarios y los Dolientes, originales personajes que ofrecen los Siete Potajes, Uno rememorando la Última Cena y el otro llevando el luto por la muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
La devoción cristiana se sintetiza en todo el largo peregrinar de sus nocturnas procesiones, siendo la más solemne la del Viernes Santo, la del Señor del Santo Sepulcro que corona y consagra la vida de todo su pueblo creyente.
