Arguedas nació en la región de Andahuaylas, departamento de Apurímac el 18 de enero de 1911, y forjó una firme obra que rompió con el costumbrismo e incluso trascendió al indigenismo, para darle identidad literaria a las historias de los hombres de los andes. Así escribió libros fundamentales como “La agonía de Rasu Ñiti”, “Los ríos profundos” y “Todas las sangres”, así como “El zorro de arriba y el zorro de abajo”, testamento poético publicado después de su fallecimiento y que reflejaba el impacto de la migración andina en la costa.
A pesar de ser autor de una de las obras más importantes de la literatura peruana, Arguedas sucumbió ante la depresión. Hace cincuenta y un años, un 2 de diciembre de 1969, el escritor peruano murió tras dispararse un tiro en la cabeza y cerró de esa manera el trágico destino de un hombre separado entre la cultura occidental y una sensibilidad netamente andina.
Muchos aseguran que tuvo una vida marcada con fuego durante sus primeros años, cuando sufrió el maltrato de su madrastra y se crio junto a los sirvientes indios, con los que se identificaba plenamente. Lo cierto es que fue un hombre sensible en extremo y que cualquier crítica lo llevaba a cuestionar el valor de su obra.
No solo se destacó por su narrativa, sino también por sus investigaciones antropológicas sobre el folclore y las tradiciones del Perú. Es célebre un debate sobre su novela “Todas las sangres”, en el que sociólogos y antropólogos lo criticaron por no haber reflejado “a plenitud” el mundo andino, olvidando que se trataba de una obra literaria.
Por sus artículos encontramos géneros populares de las ciudades andinas como el yaraví y el huayno o géneros más rurales como el harawi o las huaylías indígena, prácticas musicales hasta entonces desconocidas por el mundo oficial peruano.
José María Arguedas nos dejó un valioso legado. Su aporte constituye la base de la identidad cultural y la formación de la nacionalidad peruana.