En 1971 ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. (Foto: GEC)
En 1971 ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. (Foto: GEC)

Reconocido escritor peruano nos detalla sus trabajos.

¿Has mantenido un perfil bajo en cuanto a tu vida personal?

A lo largo de mi vida, la educación y la literatura han sido mis pasiones. Mi obra literaria, es un testimonio de mi compromiso con la escritura. A pesar de algún reconocimiento, he optado por mantener un bajo perfil, protegiendo la intimidad de mi vida familiar. No tengo muchos amigos y nunca he formado parte de un círculo literario o político. Mis días universitarios estuvieron marcados por una clara postura política, pero nunca me afilié a un partido, manteniéndome independiente. Mi vida dista de ser la de un académico o intelectual típico. No voy al gimnasio y, aunque he escrito extensamente sobre deportes, mi mayor preocupación ha sido siempre el sistema educativo peruano.

¿“Templado” es una novela que impacta por su dinamismo y dureza?

Este año se cumplen 20 años desde que escribí ‘Templado’, y tengo el placer de anunciar que, aunque no es una continuación directa, el personaje principal, Diego, vuelve a aparecer en una nueva novela. Esta vez, Diego reniega de su pasado romántico, que ahora considera un desatino juvenil. Cinco años después, a los 20 años, se encuentra tan desconcertado como cuando tenía 15, pero curiosamente, está curado del amor. No quiere saber nada de él, y ese trauma se refleja en toda la novela. La historia en Templado, recordarán, comienza como un diario riguroso, casi terapéutico, pero pronto se sumerge en una turbulencia que refleja el caos emocional de un joven en la adolescencia, esa etapa filosófica de la vida donde uno construye su personalidad y futuro.

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¿En esa novela inviertes tiempo en varios recursos literarios?

Sí, es parte del trabajo del escritor ofrecer algo más que una narración lineal. En el cine, la esencia del narrador se percibe con más claridad a través de los cortes y las elipsis. Al eliminar una escena y pasar a la siguiente, dejo al lector en zozobra y expectativa, especialmente con finales abiertos e inconclusos. Esta porosidad en la narrativa invita al lector a llenar los vacíos con sus propias suposiciones. Es aquí donde Diego, el protagonista, no solo se confiesa a través de la literatura sino que también juega con la imaginación y la ficción, engañando al lector en el proceso, que es, en esencia, el juego principal de la literatura.

¿Qué importancia tuvo para ti incorporar las experiencias locales y regionales en “Un placer ausente” por ejemplo?

Siempre he intentado incorporar las experiencias locales, regionales y nacionales como telón de fondo para enseñar. A diferencia de algunos, no veo la educación o la literatura como una competencia, sino como una oportunidad para reconocer y aprender de las grandes personalidades de la cultura peruana. Constantino Carvallo, por ejemplo, fue un pedagogo excepcional que fundó y dirigió un colegio desde muy joven. No se limitó a su despacho; siempre estuvo al frente del aula, enseñando con una visión rigurosa y sabia de la educación. Lo mismo ocurre con Washington Delgado, cuya poesía rinde homenaje a la familia, los animales y la tierra de una manera sencilla y accesible. No debemos esperar homenajes póstumos para valorar a educadores emblemáticos como Mercedes Cabello, una pedagoga del tránsito entre los siglos XIX y XX, que no solo ejerció la docencia con verdadera vocación, sino que también escribió páginas que revolucionaron la educación con un gran enfoque social.

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