El debut literario de Juan Carlos Cárdenas es Costra (Animal de Invierno, 2018), una novela divertida, corrosiva y delirante que cuenta la historia de Alexey, un ejecutivo de marketing que odia su trabajo y su vida. El protagonista, ahogado en los excesos de la bohemia y la rutina laboral en una oficina, recuerda las aventuras del superhéroe Piter Parker, “El Guachimán Araña”, que le contaba su padre mientras desentrañaba el funcionamiento de la decadencia del sistema y de la sociedad -y sus infiernos llamados ciudades- en la que vivimos y de la que es difícil escapar.

¿Cómo nació la idea de la novela? 

Me gusta mucho el tema de los cómics y quería hacer algo “quemado”. Nació con la idea de hacer una distorsión de un superhéroe más o menos conocido como Spiderman, pero aterrizándolo a esta realidad del tercer mundo. Hay muchas cosas personales pero también un tema muy social, de resentimiento; porque vivimos en un sistema muy clasista. Además, hay un tono de denuncia, una perspectiva personal como cualquiera lo puede vivir.

Algo que se refleja en Lima...

Sí, definitivamente. Lima es una protagonista, porque la realidad en que vivimos es muy dura. El tercer mundo, lo que es Latinoamérica, tiene muchas cosas malas, como la violencia de Occidente, una historia muy violenta, y la miseria que rodea, por ejemplo, a la India. Yo he estado en la India y tú ves mucha pobreza, pero no ese nivel de violencia que tenemos. Creo que nosotros vivimos en el infierno.

La historia de la novela deja la sensación de que no hay escapatoria en el sistema...

Es cierto. Yo pienso que el sistema está diseñado. Por ejemplo, el marketing, para mí, es un psicosocial, así como el “Chino” hacía sus bailecitos. O cuando comienzas a ver gente que se cree por la ropa o el carro que tiene. Vivimos encerrados en un círculo vicioso donde nos distraemos de lo importante: la esencia que tenemos como seres humanos. Y el marketing y la publicidad son los grandes psicosociales de este tiempo a nivel global. Yo tengo un rollo bien antisistema, pero no me gusta el muy punk de “estamos contra el sistema”. Por eso, para entenderlo, trato de documentarme.

¿Te refieres a un psicosocial que crea una necesidad para consumir? 

Sí, es el hecho de que nos distraemos de nosotros mismos. Me sucede mucho y creo que es a nivel global. Por ejemplo, cuando las marcas nos venden estilos de vida que no nos pertenecen necesariamente, sobre todo en Latinoamérica. Vemos series estadounidenses y otros productos que no tienen nada que ver con nuestra realidad, pero lo asumimos de alguna manera. Tú sales y parece que todos los días Lima está siendo bombardeada por eso.

¿Por eso haces la sorna de tu personaje de Piter Parker?

Piter está escrito con “i” por la alienación.

¿El arte no escapa del marketing, al momento de vender un libro o una obra? 

Definitivamente estoy metido. Estoy tratando de hacer algo con eso. Realmente no tengo ni una expectativa, ni siquiera tenía la de publicar. Son 500 ejemplares. El efecto que pueda tener esto es nada. Animal de Invierno es una editorial independiente que tiene una chamba muy dura: no sé cómo hacen esto. Me gustan los negocios, me interesan los negocios; pero eso no es negocio, aunque ahí estamos, tratando de comercializar un producto editorial.

Pero, aparte de lo comercial, ¿el arte es una manera de libertad?

Sí, lo que te permite el arte es expresarte libremente. Cuando tú haces una campaña de marketing o haces una pieza publicitaria, tienes un público objetivo; es así de sencillo. Costra es una “volada”; no he tenido a nadie que me corte las alas y eso es chévere. Posiblemente a mucha gente le guste.