La pandemia del COVID-19 paralizó el mundo de un momento a otro y dejó, en su primer año, poco tiempo para la reflexión.
En 2020, cada día, semana, mes, el vértigo aumentaba, junto a los contagios y las muertes. Lo paradójico era el pan de cada día, con sus esperanzas y desilusiones, resistencias y rabias.
¿Cómo relatar la pandemia, algo casi inenarrable? El libro “Días contados” (Planeta, 2021) es la respuesta que escribieron Luis Jochamowitz y Rafaella León. “Yo uso un poco la imagen de caerte a un abismo y tratar de narrar la caída mientras ocurre”, agrega Jochamowitz sobre esta crónica.
Detallan que las alertas vinieron primero del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y no del Ministerio de Salud (Minsa)...
El MEF tiene equipos más consolidados, mucha consistencia, lo que en el Minsa es casi inexistente. Esa extrema debilidad, así como el desenlace de las elecciones y el momento actual, es una continuidad de la crisis que venía desde antes, como la política, y que la pandemia le dio un toque de locura. Como sociedad estamos sumamente golpeados. Aún no tenemos una idea de la verdadera profundidad de esta crisis
Los políticos tuvieron la oportunidad de estar a la altura de la situación, pero no fue así...
Fue trágico. La política fue una de las primeras áreas que fallaron, en el caso del Ejecutivo, y enloquecieron, como pasó con el Congreso.
¿Cómo fue el papel que jugó Martín Vizcarra en 2020?
Me cuesta decirlo pero es la pura verdad: no estuvo a la altura de las circunstancias. Como muchos, yo tenía la ilusión de que este personaje podía por lo menos representar un peñón, algo de dónde sujetarse. Y resultó que no tenía esa consistencia y luego vino lo grotesco: la vacunación clandestina, las mentiras, el derrumbe.
Esa vacunación fue un gesto...
Simbólicamente fue una traición fatal.
Sintetiza las paradojas de la pandemia. Pienso en Pilar Mazzetti diciendo que se vacunará al final cuando ya lo estaba...
La pandemia te confronta con unos hechos que ya no sabes ni cómo juzgarlos, porque están más allá de tu valoración de las cosas. La reacción normal habría sido la furia, la crítica amarga, despiadada, ante este fracaso colectivo. Pero, en la escritura de crónicas, te pones en zapatos ajenos. Sin perder el punto de vista crítico, contuvimos nuestras emociones. Una pandemia es un aprendizaje muy intenso. Al escribir, aprendes. Solo sabes lo que estás pensando cuando lo has escrito. Y nuestro propósito era ver el conjunto, hallar las explicaciones.
Así como abismos, también hubo historias de resistencias...
Toda gran desgracia también muestra lados buenos, personajes o actitudes colectivas que destacan. En lugar de saqueos, caos completo, vimos una capacidad de resistencia que no debería asombrarnos porque, si tuviéramos memoria, sabríamos que los peruanos somos muy resilientes. Lo más admirable es la respuesta de los pobres de Lima, de los pueblos jóvenes, de las mujeres, que ya nos habían salvado en otras crisis.
Cuentan que Nancy Zerpa, viceministra de Salud Pública de ese entonces, lloró al recordar las primeras semanas de la crisis. ¿Te pasó igual al trabajar este libro?
Todavía quiero creer que escribo por razones básicamente egoístas, porque me produce placer. Con este libro descubrí que hay otros motores. El 2020 debe haber sido el año de mi vida en el que más he llorado. Al principio me autocriticaba y me trataba de controlar, por la educación que hemos recibido de que un hombre no llora. Pero después comprendí que las lágrimas eran una forma de volver a sentir determinados momentos que, por la vorágine y la necesidad psicológica, vas superando. Fue emocionalmente muy fuerte escribir este libro.
La pandemia ha demostrado que el Perú es...
Dos cosas. Que era un lugar mucho peor organizado de lo que creíamos y dirigido por gentes que no nos merecíamos. Pero hemos aprendido muchísimo. Estamos en un momento de intensa revisión y no vamos a ser iguales. No sé si seremos mejores o peores, pero nuestra percepción de nosotros será más verídica, real.
Luis Jochamowitz
Escritor y periodista. Nació en Lima en 1953. Ha publicado “Ciudadano Fujimori”, “Vladimiro”, “El descuartizador del Hotel Comercio y otras crónicas policiales”, “Papeles fantasma”, entre otros libros.