La novela breve “Historia de un brazo” de Ricardo Sumalavia ha sido reeditada como parte de la colección Lima Lee de la Municipalidad de Lima.
Los ejemplares del libro llegarán, de manera gratuita, a bibliotecas, colegios y otros espacios de fomento a la lectura.
Conversamos con el autor peruano sobre su obra, la escritura y, por supuesto, de los efectos de la pandemia del coronavirus.
La ciudad funciona como escenario de recuerdos y la intriga que recorre toda la novela...
Lima, desde mi primer libro, ha sido un gran “leitmotiv” en mi escritura, pero con los años también, al haber experimentado momentos de vida en otras ciudades, fui integrando otros ámbitos. Pero al volver aquí, después de vivir 10 años en Francia, tenía ganas de escribir algo que transcurra en Lima y que muestre tanto un lado “realista” y fantástico.
¿Partiste de algunos modelos?
Quería jugar con esas fronteras, con el cuestionamiento de la realidad, tomando como modelo a grandes novelas breves de corte fantástico: “Aura” de Carlos Fuentes, “La invención de Morel” de Adolfo Bioy Casares, y otras de corte realista como “El lugar sin límites” de José Donoso, “El túnel” de Ernesto Sabato y “Crónica de una muerte anunciada” de Gabriel García Márquez para aprovechar el tema del suspenso, etc.
La novela deja la reflexión sobre temas muy cercanos como la paternidad, la familia...
Yo nací en Barrios Altos, en jirón Áncash, entre Huanta y Paruro, donde transcurre parte de “Historia de un brazo”. En mi infancia, miraba el centro de Lima como un espacio que encerraba misterio, historia y aglutinaba vidas. Me sentía dentro y fuera de ese espacio: muy de Lima y, a la vez, al no entenderla del todo, me daba más curiosidad. Crecí con esa sensación y he tratado de comprenderla. Por otro lado, siempre me intrigaban las vidas familiares, los secretos tanto de mis amistades como las de mi parientes. Observas tanto la realidad que llega un instante en que se distorsiona y se crean nuevos espacios de extrañeza.
¿Qué fue lo particular de la escritura del libro?
En treinta años que tengo publicando, he escrito en diferentes formatos. Empecé en máquina de escribir, a la antigua. Luego en las primeras computadoras. Mucho a mano, preocupándome más por la calidad del papel que el lapicero para que la palabra pueda fluir. Tenía una relación con los utensilios para la escritura. Para “Historia de un brazo”, mi novia y escritora Kathy Serrano me regaló un cuaderno muy bonito para que escribiera, y me sentí muy motivado. Lo quise hacer a mano porque estamos absorbidos por la tecnología y, al escribir en computadora o celular, hay una tentación de distraerte. Yo le contaba lo que escribía a Kathy y eso me permitió propiciar una narración que juega con la oralidad. En la novela, todos se cuentan cosas. El proceso mismo de escritura tuvo esa dinámica.
A casi un año de la pandemia del coronavirus, los libros han permanecido como un elemento importante en la sociedad...
La pandemia, entre muchas cosas, nos ha enrostrado nuestra fragilidad como seres humanos, tanto de manera individual como colectiva. Nos ha enseñado muchas cosas. Si queremos ver la otra cara de la medalla, hemos descubierto lo que es la amistad, el amor; también lo que para muchas personas es el desamor, la hipocresía, la soledad. Todo se ha repotenciado durante la pandemia. Y las pasiones.
La gente se ha reconectado con la lectura, la escritura. Es una situación especial que nos está tocando vivir y la lectura se ha convertido en un bastión importante, un salvavidas.
Sin los mundos posibles de la literatura es muy difícil imaginar un futuro...
Siempre hemos tenido la necesidad de pensar, soñar en otro futuro. Queremos saber qué nos hubiera pasado en otras circunstancias. Ahora, en esta situación particular, es igual.
Vemos que todas esas películas e historias apocalípticas se acercan a la realidad que ahora queremos que se vaya, pero nos estimula la imaginación. En este caso en particular, mucha gente está escribiendo cuentos, poemas, novelas, no solo porque tematicen esta problemática, sino porque este contexto te empuja a imaginar un mundo distinto al que estamos viviendo ahora.
¿Publicarás otro libro este año?
Al principio, con la primera cuarentena, no fui capaz de escribir nada de ficción. No podía concentrarme ni en la lectura de ficción; curiosamente sí lo hacía en la de textos críticos, académicos. Pero ahora ya me he equilibrado y me encargaron una antología de microrrelatos fantásticos. Sin embargo, en el proceso fui escribiendo unos nuevos y se convirtió en un libro inédito que, a su vez, se ha dividido y ha propiciado dos libros distintos. Los estoy escribiendo al mismo tiempo.
Ricardo Sumalavia
Escritor y catedrático. Nació en Lima en 1968. Es doctor en Letras por la Universidad de Burdeos. Ha publicado los “Habitaciones” y “Retratos familiares”, “No somos nosotros” y “Mientras huya el cuerpo”. entre otros libros.