Barcelona llegó al Olímpico de Roma aparentemente con la clasificación en el bolsillo a la siguiente ronda de la Champios League gracias a su victoria de 4-1 en la ida. Sin embargo, su ilusión terminaría convirtiéndose en una gran tristeza.
Y es que el conjunto local, con un gran amor propio, saltó al terreno de juego con la misión de hacer historia y lo consiguió en un vibrante encuentro en el que rubricó su pase a semifinales al derrotar a los azulgrana por 3 a 0.
Con un marcador global de 4-4, el tanto conseguido en el Camp Nou fue fundamental para la hazaña de la Roma.
Quien sintió la pegada fue Lionel Messi. El atacante argentino sintió cada gol del equipo italiano como si fuera una puñalada en el corazón. Al escuchar el pitazo final, su rostro desencajado y triste evidenciaba su frustración por lo que había ocurrido en la cancha.
Messi, en medio de las celebraciones de los jugadores de la Roma y de su hinchada, optó por retirarse en solitario rumbo a los vestuarios y con cara de pocos amigos.