Al momento de recibir un producto financiero, como un crédito hipotecario, vehicular o un préstamo personal, las entidades vrindan a sus clientes diferentes tasas, donde se sigue generalmente dos opciones: la tasa fija y la tasa variable.
El financiamiento a tasa fija significa que la tasa de interés del crédito no cambiará durante el plazo del préstamo, siempre que se realicen los pagos en el tiempo estipulado y no se modifique las condiciones del mismo.
Por otro lado, con los financiamientos a tasa variable las cifras de pago de su préstamo podrán cambiar en base a las fluctuaciones del mercado, lo que significa que pueden subir o bajar.
Cuando los créditos son a corto plazo los especialistas sugieren que tengan tasas variables, y cuando son a largo plazo, como, por ejemplo, los créditos hipotecarios, es preferible que tengan tasas fijas. Cuanto más largo sea el plazo del préstamo, más arriesgado puede ser para el prestatario trabajar con una tasa variable, ya que hay más tiempo para que suban las tasas.
“En ese sentido, la tasa fija, aunque más alta, no supone riesgos asociados a las fluctuaciones de la economía: si las tasas de interés suben, el contratante estará protegido. Sin embargo, si las tasas de interés bajan, no se podrá beneficiar de estas mejores condiciones”, apunta Marcela Pinzón, head middle office de Experian Perú.
Si una empresa o persona tiene ingresos variables que se correlacionan con determinadas condiciones, esta empresa o persona buscará préstamos referenciados a una tasa variable que se ajusten a las condiciones que también tienen sus ingresos. Sin embargo, si una persona o empresa tiene ingresos fijos o en su mayoría fijos, estos deberían preferir tasas fijas.
Además, las tasas de interés fijo suelen ser mucho más fáciles de entender, pues al solicitar una tasa de interés variable los clientes necesitarán comprender el índice de las tasas de interés, qué tan pronto pueden subir o bajar, los límites a los que estos pueden bajar, etc.
En la actualidad también ha surgido un tercer tipo de tasa: la tasa mixta, la cual se basa en una mezcla entre la fija y la variable. Gracias a ella, los clientes pueden negociar una parte del periodo a tasa fija y otro a tasa variable. Este tipo de tasa es de más alto riesgo que la fija y por eso, es posible, que su valor sea inferior.