La proyección del Fondo Monetario Internacional (FMI) para el crecimiento mundial el próximo año es del 2.7%, la cuarta rebaja en 12 meses, y hay una probabilidad de que caiga por debajo del 2%. Los mercados han sido extremadamente volátiles y el riesgo de una recesión ha aumentando en muchas economías.
En esa línea, la Directora Gerente del FMI, Kristalina Georgieva, señaló en el marco de la Reunión Plenaria del 2022 entre el FMI y el Banco Mundial, que el mayor desafío inmediato es reducir la inflación.
“Vemos que los bancos centrales endurecen rápidamente la política, enfocados con láser en restaurar la estabilidad de precios. Esto es lo correcto, pero tendrá un costo doloroso: el crecimiento será más lento y el desempleo más alto a medida que aumente el ajuste monetario”.
Además, sostiene que la formulación de la política fiscal adecuada es clave. La prioridad debe ser proteger a los hogares vulnerables, con medidas específicas para aliviar el impacto del aumento de los precios de los alimentos y los combustibles.
Al mismo tiempo, la política fiscal debe trabajar con la política monetaria, no en su contra. Para evitar avivar la inflación, cualquier nuevo gasto debe compensarse con ahorros o nuevos ingresos.
“La necesidad de reconstruir las reservas y reducir la deuda hace que esto sea doblemente importante. La pandemia nos brindó una vívida ilustración de por qué el espacio fiscal es importante y cuán crucial es abordar las vulnerabilidades preexistentes”, agregó
A medida que los formuladores de políticas determinan el equilibrio correcto de las medidas monetarias y fiscales, también deben estar atentos a las tensiones en el sector financiero.
En este caso, la política macroprudencial debe protegerse contra la quiebra de las instituciones sistémicas, utilizando instrumentos seleccionados para abordar focos de elevada vulnerabilidad entre las instituciones financieras no bancarias y los mercados crediticios.
“Por otro lado, un paquete de políticas bien calibrado conduciría, con el tiempo, a un crecimiento más duradero, precios más estables y finanzas públicas más sanas. Más que eso: veríamos emerger economías más resilientes, mejor preparadas para hacer frente a los shocks”, agrega Georgieva.
Mirada hacia el futuro
La Directora del FMI indicó que se debe empezar con marcos fiscales creíbles a mediano plazo, ya que basar la política fiscal en un conjunto sólido de reglas ayuda a garantizar una perspectiva más predecible y fomenta la estabilidad macroeconómica.
Más importante aún, los marcos creíbles generan confianza en los inversores, lo que ayuda a los gobiernos a mantener planes de gastos vitales y estabilizar sus deudas sin el dolor de una fuerte austeridad.
Asimismo, mencionó que algunos países ya se enfrentan a graves problemas de endeudamiento.
“Más del 60% de los países de bajos ingresos y más del 25% de los mercados emergentes están en riesgo de sobreendeudamiento. Esto solo empeorará si las tasas de interés aumentan aún más, el dólar se fortalece y las salidas de capital aumentan”.
“Se necesita desesperadamente un mecanismo eficaz de resolución de la deuda. En particular, el marco común debe ampliarse y todos los acreedores, tanto soberanos como privados, deben asumir su parte justa de responsabilidad. La alternativa es el riesgo de crisis de deuda desordenadas que perjudicarían a todos los involucrados”, añadió.
Por otro lado, una mejor transparencia y gobernanza de la deuda ayudará a evitar situaciones de dificultad, al igual que un sistema para identificar los riesgos de manera temprana.