Para este año, la meta de ejecución -trazada por el MEF- asciende a a S/7.140 millones (20% más que lo ejecutado en el 2020) en el caso de las regiones y en los gobiernos locales a S/12.963 millones, cifra que supera en 14,8% a lo alcanzado en el 2020.
Para este año, la meta de ejecución -trazada por el MEF- asciende a a S/7.140 millones (20% más que lo ejecutado en el 2020) en el caso de las regiones y en los gobiernos locales a S/12.963 millones, cifra que supera en 14,8% a lo alcanzado en el 2020.

Para este año, el Gobierno se ha propuesto ejecutar obras por S/39.112 millones, un 35% más de lo ejecutado en el 2020. Por segundo año consecutivo, esta meta de ejecución de la inversión pública ha sido establecida por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) en coordinación con los gobiernos regionales y locales.

Y para que ambos niveles de gobierno cumplan con su meta de ejecución, que en el caso de las regiones asciende a S/7.140 millones (20% más que lo ejecutado en el 2020) y en los gobiernos locales a S/12.963 millones (+14,8%), no solo contarán con asistencia técnica, también se les hará seguimiento a los objetivos que tienen establecidos.

Pero, teniendo en cuenta que Waldo Mendoza, titular del MEF, ha señalado que el impulso a la economía durante este año tendrá como su motor a la inversión en obras públicas, ¿hasta qué punto se convertirá en el instrumento que ayude a nuestra economía?, y ¿se cumplirá con el crecimiento de 35% estimado por su cartera?

Tomando en cuenta que la amenaza de una segunda ola de la pandemia podría repercutir negativamente en el desempeño de algunas actividades económicas, Carlos Casas, decano de la Facultad de Economía de la Universidad del Pacífico (UP), considera que aunque la inversión pública sí podría crecer a dos dígitos, resulta poco probable que este indicador se expanda 35%, como estiman en el MEF.

“A mí no me gusta hablar de números exactos pero que suba 35% es poco probable, quizá tengamos un crecimiento de dos dígitos, de 20% o 25%, pero lo otro es menos probable porque dependerá de riesgos que no están en manos del MEF, como el recrudecimiento de la pandemia”, afirma.

Según el economista, esperar un repunte de la inversión pública de 20% o 25% es más factible, sobre todo si consideramos que en el 2020 hubo una caída de 9,1%.

Precisamente, días atrás Guillermo Arbe, jefe de Estudios Económicos del Scotiabank Perú, también había advertido el efecto negativo que podría generar la segunda ola en las proyecciones de crecimiento de nuestra economía y de sus principales indicadores, como la inversión pública.

“Estamos ante una situación inédita y por eso es bien difícil estimar lo que va a pasar con la segunda ola y si esta va a provocar o no un cierre parcial de la economía. La incertidumbre es grande”, afirma.

SECTORES PRIORITARIOS

Considerando que el ministro de Economía ha adelantado que harán un seguimiento especial a 406 grandes proyectos de infraestructura para concretar su ejecución, Carlos Casas sostiene que el énfasis debería estar en los proyectos de salud, educación, transporte, saneamiento y agricultura.

“Si queremos reducir las brechas, son los cinco sectores con los cuales se puede impactar. Salud por obvias razones, educación porque se necesitan mejores condiciones, saneamiento porque la pandemia ha evidenciado que el no contar con agua es un riesgo para muchos, agricultura porque servirá para mejorar la productividad y transporte porque nos permitirá mejorar la conectividad y emplear mano de obra. Son los cinco sectores prioritarios para este año”, señala.

RIESGOS

Pero, teniendo en cuenta que ante la “rápida” necesidad de gastar para cumplir con las metas y objetivos establecidos por el MEF, se corre el riesgo de que aparezcan casos de corrupción, Casas recomienda prestar mucha atención para evitar que dicho riesgo se materialice.

“Cuando hay poca capacidad de gasto y hay necesidad de gastar rápidamente como ahora, hay espacios para que algunos funcionarios entren en temas de corrupción o de ineficiencia por gastar rápido”, señala tras alertar que aunque la inversión pública siempre se mira como un “driver o shock de crecimiento, su efecto debe medirse en el largo plazo y de manera eficiente”.