El país atraviesa por una crisis política que ha provocado el reclamo popular. De alguna manera, esto es algo conocido en otros países de Latinoamérica. Un caso reciente es el de Chile, que en octubre del 2019 tuvo un estallido social que terminó con un plebiscito para cambiar la constitución.
¿Se puede hacer un paralelo entre el caso chileno y peruano y su impacto en la economía? Francisco Castañeda, director de la Escuela de Negocios de la Universidad Mayor de Chile, señaló que a primera vista hay más diferencias que similitudes, por las causas que originan las protestas.
“En nuestro caso, la crisis tuvo que ver con la crítica social al modelo de desarrollo que tenía Chile. Había cierta inconformidad respecto a cómo estaba la economía. La expectativa que había generado la economía de mercado era muy alta y no se había materializado en un aumento sustantivo de la calidad de vida”, indicó el director.
Mientras que en Perú, explicó Castañeda, se percibe como una dinámica de tipo político, pero que puede terminar afectando los aspectos sociales y económicos. En esa línea, recordó que tanto la economía chilena como la peruana dependen mucho del cobre, y cuando empezaron las protestas en Chile el cobre venía bajando, lo que fue una señal de alerta que el modelo político y económico no se sustentaban.
Por su parte, el exministro de Agricultura, Juan Manuel Benites, remarcó que el modelo chileno ha sido más ortodoxo que en Perú. “Chile ha tratado de aplicar un modelo de mano invisible, es decir un Estado que se retira de los servicios de educación y de salud. Hay diferencias en el modelo que yo diría que determinan que no tengamos una situación igual”, afirmó el economista peruano con estudios en la Universidad Católica de Chile.
Destacó que en el país hay programas sociales y un Midis que funciona como una especie de amortiguador, y programas como el SIS, que buscan la universalización de la salud. Para Benites, hay una serie de herramientas de gestión pública, que si bien no son perfectas, son pasos claros que nos están llevando a tener una mayor proporcionalidad en atención de algunas necesidades fundamentales sociales.
¿Esto es para sentirnos halagados? No, porque por algo los chicos están en las calles, pero es más por hartazgo del comportamiento político, señaló. “Tiene que ver con la corrupción, con los partidos políticos, con deficiencias institucionales en Perú que pueden ser corregidas, pero no necesariamente están pidiendo reivindicaciones sobre el modelo económico”.
En resumen, el exministro apuntó que las condiciones de base son distintas. Con dos modelos en esencia parecidos, pero en la práctica con diferentes caminos. Tenemos un Estado más presente en Perú y más ausente en Chile, y por otro lado la principal motivación es la corrupción en todos los estamentos del gobierno, dijo.
IMPACTO ECONÓMICO
Castañeda relató que el impacto que tuvo el estallido social en Chile fue grave para la economía, que ya venía con una proyección de crecimiento a octubre del 3% del PBI y solo terminó creciendo entre 1 y 1,5%.
“La economía se desestabilizó, el gasto se contrajo, en los locales había temor por los saqueos, afectó las perspectivas de consumo de inversión, se incrementó el gasto público para contener las demandas sociales, las consecuencias fueron devastadoras”, comentó.
El economista chileno expresó que el impacto económico en Perú se puede separar en dos partes. Una es la perspectiva de inversión de empresarios locales pequeños y medianos a los que les afecta este contexto porque cambian las expectativas, y hay incertidumbre de cómo va a ir la economía en los próximos meses. “En Chile muchos empresarios pequeños o medianos paralizaron sus inversiones, a la espera de qué iba a suceder en el país”, añadió.
Sin embargo, a la inversión extranjera concentrada en el sector minero y con grandes negocios, le afecta mucho menos, porque vienen con perspectivas de largo plazo. Saben que el sistema político cruje y luego se ajusta. Ellos vienen por inversiones de 20 años, por lo que una situación así no es decisiva, afirmó.
Castañeda puntualizó que esto sería diferente si desemboca en una revisión de derechos constitucionales, si se produce un cambio legal o constitucional que afecte a la inversión extranjera, en ese caso sí afectaría.
“Ojalá pase la tormenta para Perú, y ojalá aprendan de la triste experiencia que tuvo Chile. Todavía hay sectores donde hay zonas que parecen bombardeadas y nunca más el comercio se levantó allí”, precisó.
Al respecto, Benites manifestó que si bien se han visto situaciones que pudieran darnos indicios que se podrían replicar los movimientos sociales que hubo en Chile, si el Congreso le da solución al problema, si el Tribunal Constitucional zanja las cosas, podríamos recuperar la calma, y podríamos tener una transición democrática ordenada.
“Perú tiene bases muy sólidas macroeconómicas, y si bien la pandemia ha mermado esa solidez, todavía las mantiene. Pese a las caídas económicas, somos unos de los países que no ha descendido mucho en términos de sus niveles de riesgo país. Eso es una señal de la fortaleza de la economía peruana”, acotó Benites.
Agregó que en el largo plazo si se solucionan las cosas, se podría recuperar la tranquilidad. Mientras que a corto plazo sí se van a sentir algunos indicadores, porque hay nerviosismo en la inversión privada. Además de la pandemia, pérdida de empleo y recuperación lenta de la economía, tenemos una crisis política más.