Anna Lucía Campos: "“Se necesita comprender al cerebro para educar”"

Anna Lucía Campos ha apostado por mejorar la educación en Perú y el resto de Latinoamérica por medio de la neurociencia educacional. Para lograrlo, brinda lecciones a cientos de docentes a través del Centro Iberoamericano de Neurociencias, Educación y Desarrollo Humano (Cerebrum), que tiene su sede central en Lima y que organizará un seminario este 24 de octubre.

¿Cómo define la neurociencia? Se trata de un conjunto de disciplinas que estudia al sistema nervioso central y que busca entender esta relación que hay desde el funcionamiento del cerebro con el comportamiento humano. Por ejemplo, ¿cómo es que el medio influye en el proceso de desarrollo cerebral?

¿Por qué nace la neurociencia educacional? Para responder a la demanda de los educadores por entender más al cerebro y al aprendizaje, pero nace también como un encuentro entre ciencias que permita, a través de investigaciones, responder las necesidades del sistema educativo. Varios países solo se preocupan en medir los aprendizajes.

Cuando lo hacen, el resultado no es el mejor... Así es. El sistema educativo ha descubierto que existe una necesidad de transformación porque los chicos pasan años dentro de las aulas, pero no necesariamente están logrando desarrollar determinadas habilidades. Si nos damos cuenta por la prueba PISA, muchos de ellos ni siquiera llegan al nivel uno. No hay comprensión.

¿Qué ocurre con los niños? Tenemos a profesores en las aulas enseñándoles el lenguaje, comunicación, alfabetizando, etc., pero ¿por qué no comprenden lo que leen? Ahí es donde viene la neurociencia educacional, con la base científica. Si los alumnos no captan esta rutina, es porque los profesores no están entendiendo cómo el cerebro aprende a leer.

Luego de las pruebas no se aprecian grandes cambios... En la prensa se revela el ranking de los países evaluados en temas de educación, pero luego se olvidan de ello hasta que llegue el próximo examen. No vemos que las naciones tomen fuerzas y digan: “Está bien, hemos salido en último lugar, pero esta es nuestra estrategia para sacar a esos chicos de ahí”. La neurociencia brinda esa estrategia.

¿Cómo se desarrolla este plan? Se convocan a los profesores y se les dice que, antes de llegar a la comprensión lectora, primero tienen que garantizar que los niños tengan buen lenguaje oral, procesamientos auditivos y visuales adecuados. Hay varias cosas que la neurociencia ya investigó.

¿Esa es una de las grandes metas de la neurociencia educacional? Sí. Hay una necesidad de que los educadores sepan cómo funciona el cerebro, pero también que conozcan la verdad sobre el mismo, que no se carguen de lo que nosotros llamamos neuromitos.

¿Cómo cuáles? Acaba de ser lanzado un estudio que hemos hecho en América Latina en una de las revistas más importantes de Estados Unidos llamada Mind, Brain and Education. Uno de los mitos que alberga el sistema educativo es que usamos el 10% del cerebro, o que se debe enseñar a los chicos que tienen el hemisferio derecho predominante de una forma y a aquellos que tienen desarrollado el hemisferio izquierdo de otra manera.

Ha apostado por la educación en Perú con la sede de Cerebrum, ¿por qué? Hay una razón principal. Había un grupo significativo de profesores que quería entrar a este tipo de conocimiento, ya no recurrir a cursos de didáctica de las matemáticas, metodología de matemática y alfabetización, sino ir más allá.

¿Cuál fue la segunda razón? Este país está luchando por el desarrollo, independientemente de quien haya llegado al Gobierno. Perú viene buscando este crecimiento y está colocando la educación en la agenda política. La neurociencia educacional no tiene voz ni voto y necesita una política pública.

¿Es necesario un cambio de políticas? Sí, y la neurociencia educacional es una alternativa fuerte para nosotros. Se han planteado reformas educativas en muchos países, una detrás de otra. Cuando sean construidas encima de una base científica, yo creo que en ese momento vamos a caminar mejor.