Richard Hidalgo: "“Seguiré escalando todo lo que pueda”"
Richard Hidalgo: "“Seguiré escalando todo lo que pueda”"

Por meses, el único objetivo en la mente de Richard Hidalgo ha sido alcanzar la cumbre de las montañas más altas. Cuando finalmente lo consigue, su siguiente meta es llegar sano y salvo al campamento. Para él, lo importante es mantener sus objetivos y, esta vez, el atleta de The North Face se ha propuesto llegar a las 14 montañas que están por encima de los 8 mil metros antes del bicentenario de la Independencia. Después de alcanzar cinco de ellas, y sobrevivir a un terremoto de 7.9 grados en Nepal, hay que creerle.

¿Qué es lo más peligroso al escalar una montaña? Es una combinación de todo. Los peligros inherentes de la montaña son las avalanchas porque la nieve se acumula en las pendientes y las grietas, que pueden ser largas y profundas. Las bajas temperaturas también son peligrosas por los vientos que llegan a más de 80 km/h.

Además de escalar 14 montañas de 8 mil metros, ¿tenías que hacerlo sin oxígeno suplementario? Cuando siempre lo has hecho sin oxígeno, como yo, no hay otra posibilidad en tu mente. Es un inconveniente porque puede ocasionar problemas físicos, como un edema pulmonar o cerebral, pero esa ha sido mi formación. Si llevas un buen entrenamiento, una buena nutrición y alimentación, minimizas esas desventajas y todo va bien.

¿Puede decirse que ahora conoces más tus propios límites? Es una de las razones por las que me gusta el montañismo, pones a prueba el cuerpo humano y tu resistencia. No quiero minimizar otros deportes, pero en todos los que se practican a nivel del mar siempre tienes oxígeno. En cambio, hacer lo mismo a cinco mil o diez mil metros significa más esfuerzo. Sacas recursos de donde puedes.

¿Cómo manejas el riesgo, por ejemplo, en un nevado como el Annapurna, con 40% de fatalidad? ¿Piensas en esa posibilidad? Sí, pienso mucho porque ocurren grandes avalanchas. Felizmente ya lo hice, pero sí recuerdo que en la bajada tenía que pasar por un tramo muy expuesto y peligroso. En ese momento, solo pensaba en bajar y llegar al campamento base porque no te puedes quedar ahí, nadie va a venir a recogerte. Entonces, solo me repetía que no iba a pasar nada y seguí bajando. Es algo sicológico.

¿Pero sí tienes un seguro? Tengo un seguro médico, pero también un seguro de montaña si es que necesito que me evacuen. Es un servicio que está ahí, pero la idea es que no me pase nada. Sí soy consciente de los peligros pero, en realidad, están en todos lados. Uno quisiera vivir para siempre pero si te pasa algo, ¿qué mejor que haciendo lo que te gusta?

¿Cuánto te ha costado volver cuando has estado tan cerca de una cumbre? En el Everest me faltó solo 500 metros, que no es nada para los meses de preparación que tuve. Pero si no se puede, simplemente das la vuelta y ya está. Al final, la montaña es la que decide. Puedes llegar a la cumbre, pero todavía debes bajar. Por eso, los montañistas decimos que la verdadera meta no es la cumbre física, sino llegar a tu campamento.

¿Por qué te gusta dedicarte a esto? A pesar de que paso por muchas experiencias traumáticas como el frío o el soroche, por otro lado, veo cosas increíbles como los nevados, las lagunas, la tranquilidad y la paz de estar conmigo mismo. Es algo que no puedes hacer en una ciudad tan congestionada como Lima. Además, veo el aspecto humano porque hay mucha confianza. Todos se apoyan unos a otros y eso es una filosofía del montañista a nivel mundial. En este deporte nadie intenta lesionar a otro, hay mucho respaldo.

¿En el montañismo hay una etapa de retiro? Hasta donde puedas. Si te sientes bien contigo mismo, ¿por qué dejar de hacerlo? Yo voy a seguir escalando montañas. Ahora tengo este proyecto de escalar las “14 ochomiles” y luego continuaré con las montañas más altas de cada continente. Es otra cosa que me ha enseñado el montañismo: apreciar más la vida. Es una sola y hay que aprovecharla al máximo.

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