Jacqueline Domhoff: "“Tienes dos opciones: ser feliz o hundirte en la miseria”"
Jacqueline Domhoff: "“Tienes dos opciones: ser feliz o hundirte en la miseria”"

Cada vez que le preguntan a Jacqueline Domhoff “¿cómo estás?”, siempre responde “feliz”. Pero, para ella, esta palabra significa mucho más. "“He tenido cáncer de ovario bilateral, cáncer de bazo y cáncer de diafragma. Me han cortado parte del estómago y del páncreas, también me quitaron un tumor del colon. Sin embargo, estoy aquí siendo feliz"”, dice Jacqueline Domhoff al resumir un historial médico que ensombrecería a cualquiera, menos a ella. Su sonrisa ilumina desde el 2010 el camino de quienes trabajan con ella en el Hospital de la Alegría.

¿Cómo era su vida antes del cáncer?

Yo era una relacionista pública muy exitosa. Viajaba escribiendo para la revista Rutas del Mundo. Estudié un máster de Coach Ontológico en Europa y fui monja por 8 años. La vida religiosa me inculcó el amor y la solidaridad.

¿Cuándo le diagnosticaron cáncer por primera vez?

A mí me da cáncer el 2009, después de una pérdida amorosa. Yo era bastante feliz, pero cuando pierdo el amor me da una depresión profunda y el cáncer es una enfermedad anímica, no física. El 80% de personas mueren por depresión aguda y no de la enfermedad.

¿Cómo logró reponerse?

Hace poco me preguntaron cómo es que estaba viva. Para mí, la diferencia es querer vivir y ser feliz. La tercera diferencia es la fe. Por eso, después de 4 cánceres y 5 cirugías, sigo aquí. En la vida tienes dos opciones: eliges ser feliz o hundirte en la miseria. Cuando alguien deja de tener esperanza, muere. Por eso, enseño a no perder la esperanza, a elegir la felicidad.

¿Cómo aprendió el yoga de la risa?

Conocí a un maestro que vino de México. Una amiga me dijo que era una gran terapia que combinaba ejercicios de respiración con la risa de la vida cotidiana. Esa combinación tiene un efecto sanador porque se activan las endorfinas del cuerpo. Así que empecé a practicarlo 6 horas diarias y a los 6 meses me dieron de alta.

¿Es difícil hacer que la gente se acostumbre a reír?

La risa es un tabú. Si vas por la calle y te ríes mucho piensan que estás loca. Yo me río en todas partes, sobre todo en el hospital y muchos me miran como extrañados, piensan que si te ríes tienes que tener un motivo.

Ha dicho que el cáncer fue una oportunidad, ¿a qué se refiere?

Lejos de haber visto al cáncer como una derrota o un castigo, para mí es una circunstancia, nada más. Es una oportunidad de hacer de mi vida algo distinto porque me ha hecho un mejor ser humano.

Como paciente, ¿qué ha sido lo más difícil de tener cáncer?

Lo más difícil fue reestructurar, reinventar y asimilar el hecho de que podía morir. Lo más difícil fue preguntarme: ¿qué hago con esta vida que tengo que volver a armar porque se me ha roto en pedazos? Aún con esa circunstancia, elegí ser feliz.

¿En algún momento sintió que Dios la había abandonado?

La mayoría siente eso, entra en una depresión de fe. Yo también la he sentido, como cualquiera. Sin embargo, Dios no te olvida y te prueba como el oro en el fuego para ver qué tan resistente eres. Volví a empezar y pude decirle al Señor algo muy difícil: “que se haga tu voluntad y no la mía”. En estos seis años lo dije con temor pero aprendí a decirlo.

¿Cómo así fundó el Hospital de la Alegría como proyecto?

Es un trabajo que empecé desde la cama del hospital. El 2011 se volvió una ONG y ya tenemos tres años con “Transformando Vidas”, un programa que lleva bienestar a ancianos en estado de abandono, enfermos con cáncer y niños en extrema pobreza. Los visitamos una vez al mes, en las siete casas con las que trabajamos. Por ahora no tenemos un local, es un hospital itinerante.

¿Cuál es su próximo objetivo?

Este año, el principal evento será la “Maratón de la Alegría”, una maratón para que la gente corra y ría. Al final, se entregará la copa no al mejor corredor sino a la mejor sonrisa. El propósito es generar recursos para la construcción del Hospital de la Alegría y enseñarle a la gente que pueden ejercitarse y reírse a la vez, curando su estado físico y anímico.

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