Es una septuagenaria, pero continúa trabajando. Senovia Chino Anagua o Achachi como le dicen de cariño, no recuerda con exactitud cuántos años tiene, no sabe si tiene 77 o 78. Pero si recuerda que su hija tiene 38 años y su cumpleaños es el 12 de agosto.
A su avanzada edad ella debería estar gozando de su vejez y de sus nietos, pero el destino no tuvo esa suerte para ella, pues continúa trabajando como vendedora ambulante de pan, condimentos y gaseosas, reconoce que no tiene las mismas fuerzas de hace 10 años, pero se resigna a laborar, pues lo hace para mantenerse y ayudar a su hija, pues vive con ella y su yerno y no quiere ser una carga. Además, cuando trabaja le dan, desayuno, almuerzo y comida.
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La anciana cada día y religiosamente, desde las 6:00 horas, baja de su casa en Ciudad Blanca, hasta la intersección de la calle Malecón Zolessi con Elias Aguirre, esto a un costado de la Feria del Altiplano o también conocido como el paradero donde las combis Etrabus llegan hasta Mariano Melgar.
Achachi prefiere estar sentada, pues cuando está de pie, permanece erguida por pocos minutos, luego empieza a encorvarse que le causa molestia para hacer sus actividades. Cuando llega a su zona de trabajo, se dirige a un almacén donde guarda su canasta que utiliza para ofrecer pan común, tres puntas y de trigo, además expende condimentos, gaseosas, entre otros.
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¿Desde los cuantos años trabaja? Desde que era muchacha, había llegado de Ilave – Puno junto a otras personas porque mi mamá había fallecido y mi madrastra no me quería. Entonces fui a trabajar en una casa por el mercado San Camilo, ahí aprendí a cocinar, responde mirando hacia el suelo, bajo la atenta mirado de sus compañeras que la conocen desde hace más de 20 años. No termine los estudios primarios porque mi madrastra no me colocó en un colegio, por mi cuenta aprendí a escribir y a a realizar las operaciones básicas en matemática.
¿Qué trabajos tuvo? Comencé como ayudante de una casa, aprendí hacer caldos y fue a un mercado cerca al colegio de La Gran Unidad para vender comida, ahí estuve hasta el año dos mil. Luego intentaron llevarnos para tener un puesto en la Feria del Altiplano, pero me engañaron y para sobrevivir tuve que vender condimentos.
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¿Por qué camina encorvada? Porque un policía municipal intentó quitarme mis condimentos, entonces puse resistencia, me caí, luego con el pasar de los años cada vez me inclinaba, no me duele, pero me incomoda,
¿Su familia permite que trabaje? Que puedo hacer, solo tengo una hija, mis nietos son niños, antes iba a la casa de una tía, pero ya no voy, no tengo casa, entonces voy con mi hija que vive con su pareja, al parecer les incomodo, ella no trabaja porque tiene que cuidar a sus hijos y yo para ayudar salgo a trabajar.
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¿Cómo se siente como mamá? Bueno aquí las demás comerciantes me quieren como su mamá, porque estoy con ellas y las aconsejo, me preocupo por elloas, conversó con ellas, me distraigo con ellas, pero cuando llega la noche, bueno vuelvo a mi realidad.
¿Se ha contagiado de COVID-19? Pues no, ni siquiera me ha dado gripe, en la cuarentena tuve que igual a salir a trabajar pues de no hacerlo no habría que comer. Afortunadamente nunca tuve una experiencia extrema por esta enfermedad.
¿Ha recibido ayuda del Gobierno? No, a pesar de mi condición, nunca me dieron algún bono.
¿Qué espera por el Día de la Madre? Solo recibir el saludo de mis clientes y mis amigos, pero bueno hace años que no degusto de un buen plato.