Alonso Cueto: “No habría sido tan feliz de niño sino hubiese leído”
Alonso Cueto: “No habría sido tan feliz de niño sino hubiese leído”

“La lectura y nuestra imaginación van a ser nuestros horizontes eternos”, fue la frase con la que Alonso Cueto se dirigió al público arequipeño el pasado lunes, al llegar en representación de Mario Vargas Llosa para la entrega de 3 mil libros de la biblioteca personal del nobel.

Sin embargo, su visita a la ciudad también significó el acercamiento de los escolares al escritor, quien no dudó en compartir con ellos algunas palabras. Asimismo, diario Correo conversó con él sobre el difícil papel del escritor, así como de sus proyectos y su amistad con el reconocido narradores Julio Ramón Ribeyro.

¿Cómo ve el panorama actual de la literatura en el Perú? 

Lo veo muy bien, hay voces que están sobresaliendo, como la de Johann Page, ganador del Premio Copé 2014, Jeremías Gamboa, entre muchos. Veo con buenos ojos la producción literaria en el país

¿Qué se necesita para comprometerse con esta disciplina? 

Les recomiendo no preocuparse de nada más que de escribir tratar de seguir su vocación, buscar algún trabajo que los ayude a alimentarse y no esperar nada, nunca esperar reconocimientos ni premios, ni ser publicados. Para escribir tiene que tener una enorme confianza en uno mismo porque nadie te pide escribir, tu lo haces porque quieres. Te pueden pedir dar una clase, escribir un artículo, pero no un cuento o un poema.

¿Qué es lo más valioso que encuentra usted en Mario Vargas Llosa? 

La lección que él nos ha dado es su persistencia, su disciplina, su empeño, no rendirse, seguir adelante, escribir, trabajar mucho, eso es algo que siempre me dijo: “Trabaja, trabaja, trabaja y no esperes nada”, eso es lo más terrible. Muchos de los que trabajan esperan un reconocimiento, pero no hay que esperarlo, llegará o no llegará, pero no lo esperes.

¿Es importante que el escritor sea un crítico de la realidad?

Cada escritor puede llevar la vida pública que quiera, yo no estoy en contra de los que no lo hacen, A mí me motiva lo que está pasando, lo que está ocurriendo.

Hay muchas historias que contar porque la muerte siempre ha estado presente en el Perú. La muerte es una gran relatora, narradora, porque frente a ella uno cuenta muchas cosas.

¿Qué libros lo acompañaron de niño? 

Los libros que primero leí fueron de Julio Verne que me compensaba de mis enfermedades porque viajaba por todo el mundo a través de él; luego Alejandro Dumas y bueno como yo era muy enfermizo y estaba solo, incluso los amigos que tenía eran los personajes de las novelas, las emociones que tenía eran por las historias que leía, era muy feliz porque leía, no habría sido tan feliz sino hubiese leído, a pesar de que tuve una excelente familia.

¿Cómo fue su experiencia al incursionar en la literatura infantil? 

Siempre me ha interesado la literatura infantil y mi hijo me contó la historia de unos niños que amaban un árbol y cuando tienen que tumbarlo para sobrevivir, ellos descubren una manera para que el este viva, esta historia se llama El árbol del tesoro.

Yo creo que los niños necesitan de historias para ordenar el mundo, muchas veces al acostarse piden que se les cuente un cuento y estos ayudan a que el mundo sea más rico.

Su última novela La pasajera también estuvo contextualizada en el conflicto armado interno ¿van a seguir más historias con este sesgo? 

Va a salir el próximo año una novela que se titula La Viajera del viento, que es la historia de un hombre que mata a una mujer y años después aparece esta en la tienda donde él trabajaba. Es la historia de cómo el pasado siempre regresa a nuestras vidas a veces he dicho que mi obra tiene que ver con una novela de crímenes donde el principal sospechoso o culpable es el pasado.

Julio Ramón Ribeyro fue uno de los escritores más cercanos a usted ¿Qué recuerda de él?

Recuerdo que jugábamos ajedrez, él era muy cauteloso y yo muy arriesgado y ninguno de los dos jugaba bien, pero él siempre tenía la sensación de que yo siempre tenía un plan para atacarlo, pero nunca lo tenía y como éramos amigos siempre hacíamos tablas y toda la vida empatábamos, lo quiero y extraño mucho. Ahora estoy dando un curso sobre él en la Universidad Pontificia Católica del Perú.

¿Qué destaca de la obra de Ribeyro? 

Su sencillez, naturalidad y sobre todo la verdad.

TAGS RELACIONADOS