José Luis Vargas Calderón, el joven heladero que quedó con la mitad del rostro desfigurado luego de ser atropellado hace un mes por una cúster de transporte público en Mariano Melgar, sueña con reconstruir su vida.
Antes de ingresar a la unidad de Quemados del hospital Honorio Delgado donde los especialistas curan y evalúan la evolución de sus heridas en el rostro y extremidades, José Luis se detiene frente a la imagen de San Martín de Porras y se persigna. Es muy creyente y agradece por estar vivo. “Desde el accidente, siempre he rezado para sobrevivir como sea porque quiero vivir para seguir adelante, quizás no de la misma forma, pero aún tengo sueños”, dice. Quiere volver al Senati para terminar mis estudios de mecánica automotriz que tuvo que dejar por la pandemia. Quiere volver a trabajar para llevar sustento a su hogar.
MIRA TAMBIÉN: Piura: Más de 90 muertes por imprudencia y velocidad en pistas
Se sometió a varios intervenciones
Para lograr su objetivo, José Luis debe primero someterse a una serie de intervenciones quirúrgicas para recuperar en parte algunas funciones y el proceso puede demandar más de un año. El joven heladero cuenta que tiene dificultades para ingerir alimentos y respirar.
El doctor Jorge Armendari, cirujano plástico de la unidad de Quemados del hospital Honorio Delgado explicó que por el accidente ha perdido los principales nervios faciales que ayudan a masticar, la dificultad para respirar es porque la columna y alas nasales están sumamente dañadas y se necesita reconstruirlas. “En dos meses se puede hacer esa operación y se utilizará cartílago de las costillas para reconstruir la zona nasal”, dijo.
Agregó que será casi imposible darle la funcionalidad que tenía la parte izquierda del rostro, que ayuda a la gesticulación y la masticación.
“No hay forma de reparar la zona malar porque los músculos y nervios han sido dañados, podemos hacer el implante de una prótesis en el lado izquierdo del rosto por una cuestión estética, pero la parte funcional no hay forma de recuperarla”, dijo.