Bailarines y músicos de las aproximadamente 100 delegaciones del Corso de la Amistad se entregaron este último 15 de agosto en cuerpo y alma al festejo que empezó minutos después de las 9:00 horas en la avenida Progreso del distrito de Miraflores.
La alegría de los participantes contagió a los asistentes, que se volcaron entusiasmados a lo largo del recorrido, luego de 3 años que se suspendió el tradicional corso, debido a la pandemia. Con aplausos y tarareos animaron a los participantes a seguir con el recorrido y a no darse por vencido a causa del cansancio.
La escolta de la Policía Municipal y la imagen de un toro de pelea de la gerencia de Seguridad Ciudadana de la municipalidad de Arequipa dieron inicio al Corso que tuvo agrupamientos. Las delegaciones tardaron aproximadamente 2 horas y 30 minutos desde el inicio hasta llegar al estrado principal ubicado en la Av. Independencia.
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MUSICA
El cantante Ezio Oliva fue uno de los artistas que hizo suspirar a más de un arequipeño en el primero de los 4 agrupamientos, a lo largo del recorrido con sus canciones como El Calendario.
Ni la radiación extrema impidió que los participantes de diferentes edades, entre niños y adultos, disfrazados con trajes livianos a base de tela o disfraces pesados, polleras cortas y largas, pantalones gruesos, máscaras y en caso de las damas incluso con zapatos con tacos, muestren su talento con ritmo y elegancia.
Lo bonito de este tipo de actividades es que permite la hermandad de instituciones y las tunas de las universidades como san Agustín y Santa María se unieron para dedicar hermosas canciones a los pobladores. Al ritmo de sus instrumentos de cuerdas y sus melodiosas voces hicieron bailar a más de uno.
Las sayas y caporales no faltaron en el escenario, pues con sus coloridos y llamativos trajes, además de sus característicos pasos con energía, se ganaron las palmas de los observadores.
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ALEGORÍAS
Las instituciones públicas y privadas, así como empresas, saludaron a Arequipa con la presentación de carros alegóricos y en ellos mostraron los portales de la Plaza de Armas, el Mirador de Yanahuara, el majestuoso volcán Misti, la pelea de toros, el rocoto relleno, el sombrero loncco, las lecheritas de antaño, entre otros.
Esculturas del cóndor andino, la campiña arequipeña, la chicha de guiñapo, entre otras, fueron las estampas que mostraron y que hicieron latir los corazones de los asistentes, así como de los seguidores de Diario Correo a través de las transmisiones en vivo.
Los arequipeños de diferentes partes del país y residentes en otros países vivieron la alegría del Corso de la Amistad a través de Correo.
“Un saludo por estos 483 años, el corso después de 3 años, la gente está disfrutando de la fiesta. Todos queremos una economía, un ingreso y si van a cobrar que no cobren excesivo, esta es una fiesta de Arequipa”, dijo.
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APROVECHAMIENTO
Uno de los hechos que empañó el Corso de la Amistad fue el excesivo cobro de los comerciantes por el alquiler de sillas. Los ciudadanos se quejaron de que en algunos puntos de la Av. Independencia cobraron hasta 80 y 100 soles.
En otros tramos, como en la calle Octavio Muñoz Najar, cobraron entre 20 y 30 soles, aunque ello dependía de las condiciones de “servicio” con la instalación de carpas y sombrillas, además de la ubicación del asiento en primer, segunda o tercera fila.
El alcalde de Arequipa, Víctor Hugo Rivera, señaló que la venta de espacios de la municipalidad a 27 soles por metro cuadrado fue precisamente para evitar los aprovechamientos de los comerciantes y se priorizó la venta a los propietarios de los inmuebles para que observen las danzas con comodidad, sin embargo, ellos mismos aprovecharon para alquilar las sillas.
Más temprano, antes del inicio del pasacalle, la fiscal Ana Cecilia Cordero, advirtió que los pobladores invadieron los puntos de evacuación, los puntos de ingreso y salida, por lo que fueron desocupados en 4 puntos.
Junto a Osinergmin también advirtió un riesgo eléctrico en el estrado principal de la municipalidad, pero este fue superado y las autoridades se instalaron en el lugar sin inconvenientes.
La realización del pasacalle también fue una oportunidad de generar ingresos económicos para la venta de comidas, bebidas como agua, gaseosa y hasta cervezas. Las personas se las ingeniaron para trasladar las bebidas heladas en carretitas, sin que los policías o algún funcionario los pueda retirar.
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