El padre Alain Leraux se ha convertido en la manzana de la discordia en la Semirural Pachacutec de Arequipa. 

Mientras un grupo defiende su trabajo y exige que permanezca en la iglesia DivinoRedentor, sus opositores no están dispuestos a asistir a misa mientras él siga allí. 

“El padre Alain no calificó de secta y nos acusó, falsamente, de querer botarlo. Pero nosotros solo queríamos que manden un padre para que le ayude”, se justifica el dirigente Francisco Casapía.

Además, lo acusan de no realizar misas y de maltrato a los cuidadores del templo. Todo esto ha sido desmentido por Leraux, quien además tiene el respaldo del Arzobispado de Arequipa.

Ante el conflicto, un grupo de pobladores exige la construcción de un templo nuevo, y piden al arzobispado que  designe a otro sacerdote para esta nueva casa de oración.

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