Se retiran del lugar con las pocas cosas que pudieron rescatar. (Foto:Nelly Hancco)
Se retiran del lugar con las pocas cosas que pudieron rescatar. (Foto:Nelly Hancco)

El olor de un cadáver humano es distinto al de un animal, los policías de Rescate buscan los restos sepultados entre el huaico en Secocha y Pampaylima guiados por ese aroma, que es característico para ellos.

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No lo hacen solos. Walas y Yako son los canes entrenados para tareas de rescate y recuperación, ambos se han convertido en la mejor manera de hallar los cuerpos en toda la zona afectada. Precisamente ayer, en la zona de Misky II, en Secocha, guiaron insistentemente a los rescatistas a dos puntos, lo que llevó a los policías a considerar que eran dos cadáveres. Sin embargo, lo accidentado del camino impide que la recuperación sea inmediata, esto se hará en el transcurso del día, mientras retiran los escombros de viviendas, lodo y piedras que dejó la lloclla.

Desde ese sitio, en Misky II, los policías de Rescate, Alta Montaña, Unidir y Carreteras, se unieron y emprendieron la caminata para recuperar un cuerpo que ya habían observado el jueves, cuando también extrajeron del lodo a otros dos cadáveres.

PREPARADOS

Antes de ingresar al cuello de la quebrada, los policías se reunieron para desayunar atún con galletas, formaron 4 grupos: Alfa, beta, Charly y Delta. De acuerdo al comando de incidencias, asignaron sus roles, un equipo para excavar, soporte logístico, paramédicos, entre otros.

Cada mañana coordinan para iniciar con las labores de búsqueda. (Foto: Nelly Hancco)
Cada mañana coordinan para iniciar con las labores de búsqueda. (Foto: Nelly Hancco)

Con las funciones claras, los agentes partieron cargados de picos, lampas, barretas, entre otras herramientas sobre el hombro. Nosotros fuimos detrás de ellos.

En la ruta hallamos a Florentino Hilario, un hombre que también ascendía cargado únicamente de una bolsa con coca, que no dudó en compartir con los policías, esta hoja les da la energía para ascender entre las piedras, con el único apoyo de las piernas y bajo un sol quemante.

“Pero no nos maten, no nos maten” decía el hombre con una sonrisa, mientras distribuía la hoja a cambio de un gracias de los policías, la cordialidad imperaba.

Otros hombres y mujeres bajan cargando cocinas, balones de gas y otros objetos, descienden desde la zona de Arapa, sector que desapareció.

JORNADA

El delegado del equipo de rescate, el teniente Enrique Choque, no sabe cuánto tiempo más realizarán este trabajo, porque los desaparecidos podrían ser decenas. Observaron que los cuerpos de los habitantes de Posco Misky y otros sectores fueron arrastrados hasta este punto.

Familias se quedaron sin viviendas luego del huaico. (Foto: Nelly Hancco)
Familias se quedaron sin viviendas luego del huaico. (Foto: Nelly Hancco)

Pampaylima se convirtió en el cementerio de muchos, pero no se sabe cuántos, porque no hay un registro de desaparecidos. El agente municipal de Posco Misky, Muro Noa, nos mostró una relación de 22 personas.

Sin embargo, el teniente Choque presume que son más, entre ellos están aquellos que estaban solos en este lugar y que no son reclamados por alguien. En cada labor minera hay decenas de trabajadores y no todos se conocen.

Después de aproximadamente dos horas de excavación, retiro de agua y maderas, los rescatistas hallaron el cuerpo en el primer piso de un inmueble que fue cubierto de escombro. Era una mujer, probablemente la dueña de una bodega, pero eso solo se sabrá cuando el cadáver sea reconocido por sus familiares en la morgue de Camaná, a donde fue trasladado.

A unos metros de distancia de estos restos hallaron indicios de otro cuerpo hoy volverán al sitio.

El teniente Enrique Choque resaltó quela búsqueda y recuperación es larga, porque el cadáver no puede ser jalado por alguna extremidad, podría desprenderse. Por ello excavan y limpian todo el perímetro para sacarlo completo.

Una bolsa negra fue la mortaja de esta mujer, la envolvieron con una frazada y la colocaron sobre la canastilla. Como una ceremonia ritual, los efectivos rodearon el cuerpo y oraron por su alma. Después de eso comenzó el descenso, el silencio fue largo, como el trayecto. El dolor se siente en todo el lugar.